Xi Jinping obtuvo un histórico tercer mandato como presidente de China tras una votación formal del órgano legislativo del país, que ratifica su condición del líder más poderoso en décadas.
El resultado de la votación de los diputados fue inapelable: 2 mil 952 votos a favor, cero en contra y ninguna abstención, celebrado con un sonoro aplauso de los parlamentarios reunidos en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing.
El parlamento está, en la práctica, sometido al Partido Comunista (PCCh), que en octubre ya nombró a Xi por otros cinco años como secretario general y jefe de la comisión militar de la formación, los dos cargos de más poder en el país.
Tras conocerse el resultado, tres militares uniformados bajaron por las escaleras de la enorme sala para colocar un ejemplar de la Constitución sobre un pupitre.
«Juro ser leal a la patria y al pueblo y trabajar duro en la construcción de un gran país socialista moderno que sea próspero, fuerte, democrático, más civilizado y armonioso», prometió Xi con el puño levantado en su juramento, transmitido por las televisiones estatales en todo el país.
Los últimos meses fueron complicados para Xi, con grandes manifestaciones a finales de noviembre contra su política de covid cero y una ola de muertes tras el abandono de esta estrategia en diciembre.
Estas cuestiones sensibles se eludieron durante la sesión anual del Parlamento, un evento cuidadosamente coreografiado en el que Li Qiang, aliado de Xi, deberá reemplazar como primer ministro a Li Keqiang.





