El tiroteo este domingo en la iglesia Lakewood de Houston (Texas), en el que un niño resultó herido crítico por los disparos de una mujer, sacudió uno de los centros de culto más concurridos del país.
La agresora, de unos 30 años de edad, entró al templo con un fusil y fue abatida tras abrir fuego, según informó Troy Finner, jefe policial de Houston. Dos agentes del orden que no estaban de servicio y que se encontraban en la iglesia al iniciarse el tiroteo, poco antes de las dos de la tarde (hora local), la neutralizaron a tiros, según Finner.

Además del menor, un hombre de unos 50 años también resultó herido en la balacera, cuyos motivos aún se investigan. La iglesia de Lakewood suele ofrecer servicios multitudinarios, y sus pastores, Joel y Victoria Osteen, son muy populares entre la comunidad.
Maria Ortiz, una de las personas que estuvieron presentes durante el tiroteo, relató que se encontraba en la terraza de la iglesia como parte de un coro cuando oyó disparos. Explica que no supo qué hacer, se quedó paralizada y tomó el hecho como «una señal» de que tal vez era su último día de vida, según relató a la cadena de noticias NBC News. «Estoy preparada», comentó que se dijo a sí misma antes de verse envuelta en el caos de la evacuación.
Denise Davis, quien declaró que forma parte de un equipo médico de la iglesia que siempre está presente para casos de emergencias, relató que escuchó «múltiples disparos» provenientes de «diferentes tipos de armas».
Davis afirmó que se le pidió que regresara para tratar al menos a dos personas.
Cherami Fisher declaró que había salido de un baño cuando estalló el tiroteo y vio al pastor Joel Osteen en el mismo pasillo que ella usó para salir del edificio. “Acababa de entrar en el baño, salí y oí el pun-pun”, dijo Fisher, que acababa de mudarse desde Los Ángeles.






