Según una investigación del Instituto Williams, en EU había alrededor de 300.000 personas transgénero de entre 13 y 17 años en 2022 (1,76 % del total).
Las afirmaciones del candidato republicano Donald Trump sobre supuestas escuelas de Estados Unidos donde se adoctrina a niños para que se sometan a tratamientos de transición de género se han instalado en la campaña electoral, transformando un asunto residual en factor de agitación.
“¿Puedes imaginar que eres padre y le dices a tu hijo ‘Jimmy, te quiero mucho, que tengas un buen día en la escuela’, pero regresa con una operación brutal?”, se cuestionó Trump públicamente en un mitin de Wisconsin en septiembre.
La base de ese discurso, que ha repetido en multitud de actos de campaña este año, ha suscitado gran recelo en familias conservadoras hacia centros educativos de todo el país.
De hecho, asociaciones como Moms for Liberty opinan que se vive una “explosión transexual” en colegios de estados gobernados por los demócratas, donde “se induce a los niños a que se hagan homosexuales o transexuales”.
Este grupo de padres ha abierto en cuatro años 300 oficinas por 48 estados y cuenta con 130,000 miembros.
Mientras, la aspirante demócrata Kamala Harris, que se ha afanado en señalar declaraciones torticeras de Trump sobre otros temas como la inmigración, no se ha manifestado con tal profusión sobre los tratamientos de afirmación de género para menores, consciente de que es un asunto controvertido que resta votos.
Sin embargo, en 2015, cuando era fiscal general de California, anunció que ordenaría a todas las agencias federales permitir y apoyar tratamientos de transición sexual, según dijo entonces Harris en un cuestionario de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés).
Más allá de eso, sus palabras no han pasado de las buenas intenciones hacia la comunidad LGTBI para que “todas las personas se sientan integradas y respetadas”, sin mojarse sobre las palabras de Trump.
Arededor de 42.000 menores de 18 años en todo EE.UU. (0,05 % del total) fueron diagnosticados en 2021 con disforia, el trastorno de identidad que implica malestar emocional por la discordancia entre la identidad de género y el sexo asignado al nacer, según un estudio de la empresa de datos Komodo.
No obstante, las cifras sobre disforia o terapias de afirmación de género en EU son difíciles de medir debido a la falta de transparencia de muchos estados, las diferentes legislaciones y la complejidad para dar seguimiento a tratamientos que no hayan sido sufragados a través de seguros médicos.
En su fijación por convertir el asunto trans en caballo de batalla electoral, Trump amplió puntualmente el radio de acción saliendo de sus habituales soflamas contra los menores transgénero e incluyendo a otro de sus grandes ‘enemigos’: la inmigración.
Así, durante el debate electoral de septiembre acusó a Harris de querer financiar atención médica a migrantes transgénero con dinero de todos los contribuyentes si asciende al Despacho Oval.
“Ahora (Harris) quiere realizar operaciones transgénero también a inmigrantes ilegales que están en prisión (…) Es una progre de izquierda radical capaz de hacerlo”, dijo el magnate durante el cara a cara con la actual vicepresidenta de EE.UU., que vieron en directo más de 67 millones de personas.





