Sin embargo, las investigaciones revelaron que Smith había vendido a su hija por 20 mil rands (aproximadamente 21 mil pesos mexicanos) a un sangoma, un chamán o curandero tradicional sudafricano, que buscaba utilizar los ojos y la piel de la niña en rituales.
Fue una vecina la que declaró que el chamán estaba interesado en la niña por “sus ojos y su piel”
El juicio, que duró ocho semanas, se llevó a cabo en un centro deportivo local para acomodar a la gran cantidad de asistentes.
Durante el proceso, se presentaron testimonios de más de 30 testigos, incluyendo a vecinos y un pastor local, quienes afirmaron que Smith había expresado su intención de vender a sus hijos por sumas tan bajas como 5 mil pesos mexicanos cada uno.
Los documentos judiciales, fue descrita como “la mente maestra del tráfico de su propia hija”.
La Autoridad Nacional de Procesamiento Penal (NPA) evidenció que Joshlin fue “vendida y entregada al comprador” para fines de “explotación, es decir, esclavitud o prácticas similares”.
El juez Nathan Erasmus condenó a Smith, a su novio Jacquen Appollis y a su amigo Steveno van Rhyn a cadena perpetua por tráfico humano y a 10 años adicionales por secuestro.
		




