A nueve años de su muerte, Rigo Tovar sigue siendo objeto de culto y fascinación colectiva, ahora en al Playa Costa Azul, donde murales, pinturas y hasta botargas del ídolo de la primera de mayo reciben al vacacionista.
En el balneario localizado a 38 kilómetros de la ciudad los Rigos se multiplican, en el mural de la entrada, el inflable vestido de azul y melena al viento, en los paisajes donde vemos al Rigo astronauta, el Rigo Sirenito, el Rigo del musico chiflado, el Rigo junto a la M, sin faltar los Rigos vivientes, esas botargas que se desplazan entre los bañistas y bailan al son de la batucada playera.
El proyecto que surgió desde la Dirección de Cultura fue coordinado por Humberto Jimenez y ejecutado por los artistas Tony Montero y Jufrago.
Mientras Montero fue responsable de los paisajes donde el visitante se pueden retratar como Rigo y su sirena – bebe sirenito incluido-, el Rigo astronauta de sus primeros discos, el Rigo elegante en el Parque Olímpico, el Rigo saltarin con traje blanco de flecos, las figuras fueron manufacturadas por Jufrago, que con relleno y tela produjo los Rigos vivientes que bailan y brincan a la orilla del mar.
Como era de esperarse, los visitantes a la Playa Costa Azul enfermaron de «riguitis» y hacen fila para enmarcar su rostro entre el cabello y la indumentaria del cantante de «La Sirenita» , y bailan suelto o pegado con las botargas de Rigo, y se asombran con el inflable azul que aparece arrodillado en la entrada del balneario y disfrutan de este homenaje póstumo que Matamoros le hace a su cantante más querido.















