CNN.- La furgoneta particular Volkswagen, pintada de un color turquesa caribeño, rueda por la carretera CA-9 de Guatemala. El viento caliente entra y sale de todas las ventanas abiertas y el ruido del motor trasero es fuerte. Pero a nadie parece importarle.
Apretujado entre cuatro niños en la parte trasera, no puedo hacer más que pensar que la actitud de estos viajeros podría ser confundida por filosofía hippie. Sin embargo, este no es un microbús mágico en un viaje hippie. Esta familia se encuentra en una misión arraigada en su fe católica.
Catire Walker, de 41 años, y su esposa, Noël Zemborain, 39 años, alistaron a sus hijos, empacaron el equipo de camping y algunas pertenencias en marzo y dejaron su casa en Buenos Aires en un intimidante viaje de más de 20.000 kilómetros a través de 13 países.
Su familia y amigos les dijeron que estaban locos. Quizás lo estaban. Pero se dieron cuenta de que era momento para hacer algo descabellado. Era el momento para dedicarle más tiempo a lo que más importaba: la familia.





