Dentro del fraccionamiento Los Presidentes, existe un mundo aparte, un mundo de miseria y abandono, conformado por tres hileras de casas angostas en las que adultos mayores, olvidados por sus familias, viven en condiciones deplorables.
Se trata del conjunto Vida Plena, que inaugurado durante el trienio de Baltazar Hinojosa Ochoa, se propuso como un vecindario de adultos mayores, que en teoria tendrian una vivienda digna pero en la práctica se ha convertido en un barrio de desprotegidos que pasan sus días con hambre y agobiados por sus enfermedades.
Jesús Delgado es uno de ellos, atado a una silla de ruedas, don Chuy pasa las mañanas enteras en el solar enmontado, dentro de la casa hay una cama individual, muebles viejos, y las tortillas duras que esa mañana representan su único alimento.
«Yo tengo un hijo en el otro lado pero se fue hace 20 años y no se acordo de mi, ahorita necesitaba un baño portátil, los pañales también me ayudan mucho y lo que las vecinas que tienen buen corazón se acomiden a acercarme cuando hay chance».
Su sonrisa desdentada revela que en medio de infortunio no pierde el buen humor, todo lo contrario a Francisca Heredia, la vecina del número 50 de la calle Mejores Familias que pasan sus mañanas y tardes llorando el abandono de Darío y Sergio Galván que viven aqui en Matamoros y tienen buenos trabajos
«Aquí vinieron a aventarme porque no me querían en su casa, no he comido en todo el dia, todo me duele estoy para morirme en cualquier momento».
Otros como don Pablo, recién operado de una llaga en el pie, tienen que comer sí pero carecen de medicamento para sus múltiples enfermedades.
«Me duele mucho el pie y esa pomada me estaba ayudando a cicatrizar pero ya se acabo y no tengo con qué comprarla, el dolor tampoco lo aguanto», dice el hombre de rostro dulce bajo un sombrero apaleado.
Esos y otros lamentos se escuchan a diario en Vida Plena, que por historias tristes, ha sido rebautizado en el sector de Los Presidentes como Vida en Pena.










