RECORD.- Nunca hubo mejor escenario para sellar una proeza, y aunque el triunfo no llegó en el Teatro de los Sueños, que parecía el testigo ideal de un rebelde Leicester, la corona cayó en el lugar menos esperado: Stamford Bridge, tras un último empate del Tottenham contra Chelsea.
Los Foxes cerraron la mejor campaña de su historia tras un empate en la ciudad de Manchester, no se impusieron al United, pero con la igualada de los Spurs, llevaron a su máxima expresión la referencia entre David y Golliat, pero en esta campaña el héroe fue un club de raíz humilde y el antagonista la vida misma.
Cada una de sus piezas fue una especie de ‘Cenicienta’: futbolistas excluidos de los grandes reflectores que obtuvieron revancha como un mismo ente. Schmeichel, Drinkwater, Kanté y hasta Vardy se convirtieron en gigantes gracias a un mismo gurú.
Claudio Ranieri fue el chamán en el que se encomendaron las ilusiones del Leicester City; el italiano de 64 años fungió como guía y como mago, como consejero y maestro de un conjunto que se inspiró escuchando a Kasabian y compartiendo una pizza.





