EL PAÍS.- Una denuncia de un familiar ha servido para que la Fiscalía de Jalisco (México) abra la tapa de los horrores en un albergue para drogadictos. 271 internos, entre ellos 112 menores, fueron rescatados este martes del centro privado Despertar Espiritual, situado en el área metropolitana de Guadalajara.
La Fiscalía ha calificado la situación de «infrahumana». Ha mencionado que había «aparatos para torturar» e investiga si cinco menores sufrieron abusos sexuales. Los pacientes estaban hacinados y algunos magullados y con quemaduras de cigarrillo. En las sábanas de las literas y en la ropa de los pacientes había pulgas y los alimentos se encontraban en descomposición. En la fachada del edificio, pintada de blanco y de azul, lucía el lema «Atención las 24 horas», mientras dentro se desarrollaba la trama de una deplorable historia de negligencia, agresiones y olvido.
«Eran golpeados con tablas y recibían castigos como tenerlos sin comer o sin dormir», dijo el fiscal Eduardo Almaguer, que apuntó que no se descarta que el albergue tuviese alguna relación con algún grupo del crimen organizado. Un indicio es que 11 de los 271 internos tenían órdenes de detención vigentes y probablemente les habían permitido esconderse allí.
Los 271 rescatados son 160 hombres y 111 mujeres. Entre ellos, 69 niños y 43 niñas. Han sido detenidos dos hombres como supuestos responsables del centro, situado en el municipio de Tonalá, en un barrio humilde. Otras 11 personas son investigadas como posibles involucradas en el maltrato a los internos, que para permanecer ingresados tenían que pagar una cuota «voluntaria».
El caso ha salido a la luz gracias a la denuncia de una persona que quiso sacar de allí a un familiar y no sólo no lo logró sino que fue retenida durante horas por los empleados y obligada a pagar 80 dólares para salir del albergue con su familiar.





