
Si bien el quinto punto del decálogo dado a conocer, el día de ayer en Tampico, por BALTAZAR HINOJOSA OCHOA, candidato de la alianza de partidos, encabezada por el Revolucionario Institucional (PRI), puede sonar a deslinde con los anteriores gobiernos de extracción priísta e incluso el actual, en esencia se trata de una postura sensata que no llega al extremo.
Desde luego que lo expresado es materia prima para el comentario y el análisis.
Para empezar, en su exposición el prospecto al ejecutivo estatal estableció que en Tamaulipas no hay nada que ocultar y que no estará al frente de un gobierno encubridor.
También precisó que si hay investigaciones en contra de alguien se colaborará con las instancias que imparten justicia y así lo pidan, en tanto que cada cual debe ser responsable de sus actos.
Aclaró que se reconocerá cuando se trate de acusaciones sin sustento y que no se participará de linchamientos mediáticos.
“Que quede claro, lo digo con sus letras; que no se equivoquen: el candidato de ésta contienda soy yo; yo mero. No soy Tomás; no soy Eugenio; no soy Egidio. Escúchenme bien: no soy ni jamás seré Francisco García Cabeza de Vaca. Yo soy el candidato, lo digo con la frente en alto, soy Baltazar, he sido siempre una gente de bien; yo no tengo nada que ocultar ni tampoco cola que me pisen”.
Y es que no es justo cargar con los errores, si los hubiera, de administraciones pasadas y menos encubrir a los que estuvieron al frente si incurrieron en ilícitos porque eso se denomina complicidad.
Cierto que así funciona el sistema político mexicano pero es pertinente establecer un alto y hacer las cosas diferentes.
Esto es algo lógico por dos aspectos fundamentales: que los ciudadanos cada vez están más informados y exigen combatir la corrupción y la impunidad y, por consecuencia, los candidatos a puestos de elección popular están obligados a dar muestras de que tienen su propia trayectoria e identidad y pueden asumir compromisos públicos, si están libres culpa.
Aunado a ello, en un ambiente de alta competencia electoral sería un suicidio meter las manos a fuego por alguien, sobre todo si hay acusaciones de por medio de haber incurrido en posibles ilícitos.
De modo que lo manifestado por HINOJOSA OCHOA debe verse bajo ésta perspectiva y, sin duda, la necesidad de ofrecer una alternativa de gobierno.
Otros puntos que conforman el decálogo del candidato priista son su compromiso de habar con la verdad y acabar con la tendencia de que no pasa nada; cero tolerancia en contra de la delincuencia; carreteras seguras en 60 días; no a la corrupción y a impunidad lo que implica que no habrá intocables; no a la simulación con referencia al plan estatal de desarrollo; colaboradores con trayectoria limpia; habrá cuentas claras y se eliminará el gasto desordenado; un Tamaulipas sin compadrazgo, sin proveedores no contratistas favoritos y que nadie se vaya de la entidad en tanto se generará un ambiente de paz.
Sin duda se trata de “tiros de precisión” orientados a los electores para que den su respaldo a un proyecto, con el añadido de que fueron pergeñados a partir de las demandas recurrentes de los habitantes de la entidad.
Es decir, en teoría debe haber respuesta positiva de parte de los ciudadanos para el abanderado tricolor aunque, es propicio señalar que éstos han sido afectados de tiempo atrás por malos gobierno hasta llegar al hartazgo.
Por lo pronto los asistentes al acto de ayer en la ciudad y puerto, aplaudieron de manera sentida el discurso de BALTAZAR.
RULETA
El proselitismo de los diversos candidatos a diputados, alcaldes y a la gubernatura esta a ocho días de que llegue a su fin.
Y es que la fecha para que los aspirantes a un puesto de elección popular se queden quietos, es el miércoles uno de junio, acorde a la ley.
Luego de eso vendrá el llamado periodo de reflexión de parte de los ciudadanos y la jornada electoral en dónde el veredicto lo dan los electores luego de haber consumido cualquier cantidad de discursos, promocionales, debates, foros, charlas y encuentros cara a cara con los que quieren convertirse en sus representantes.
De modo que, en ésta recta final de la campaña, todavía se esperan sorpresas orientadas a dar cuenta del oponente en los mensajes vertidos en mítines y en las declaraciones y entrevistas para medios de comunicación.
Es de esperar que los contendientes, sobre todo donde la competencia es pareja, quieran dar cuenta de su adversario, con los
recursos a su alcance, sin salirse del marco legal para no ser descalificados por el árbitro de la contienda.
Los desencuentros más sentidos son los que se dan en la lucha por las alcaldías y, principalmente, la gubernatura.
De manera que los votantes deberán hacer un esfuerzo para encontrar la oferta que mejor le acomode y recordar que la credencial de elector es una de los pocos instrumentos con los que cuenta para hacer valer su voluntad ante los candidatos y partidos políticos y, en la actualidad, los llamados independientes.
Lo peor que puede hacer es no aprovechar la oportunidad para hacer valer un derecho.
Porque eso de quedarse cruzado de brazos y abstenerse, en última instancia beneficia a unos y perjudica a otros y sin duda, al propio ciudadano.
Lo bueno es que ya falta poco para que las urnas den cuenta de su mensaje y se despeje la incertidumbre.



