BBC.-Dentro del estadio, Diego Milito –uno de los ídolos del club de fútbol Racing, uno de los más populares de Argentina– daba su última vuelta a la cancha en una emotiva despedida.
Y en los bordes de la cancha en Avellaneda un niño de 10 años jugaba otro partido, en el que la amistad terminaría anotando un gol memorable capturado en una poderosa fotografía.
Montado sobre una de s
us muletas, Santiago Fretes –a quien le falta una pierna por una malformación congénita– miraba por encima de un muro la despedida de su futbolista favorito.
Y aún en medio de la emoción y la tristeza que lo embargaba por el adiós de Milito, notó los esfuerzos infructuosos de un amigo suyo por también contemplar lo que ocurría.
Santiago entonces lo invitó a subirse a su otra muleta, que había quedado apoyada sobre la pared que le bloqueaba la vista. Yamil, de la misma edad, trepó al sostén de su amigo.
Y los dos miraron juntos esa postal inolvidable del equipo de sus amores, sin saber que el hermoso gesto también iba a quedar inmortalizado en una fotografía.





