
Diversas son las lecturas que pueden hacerse en torno a los comicios del domingo cinco de junio, algunas obvias pero no por ello dejan de ser significativas.
En principio, que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) deja de ser invencible en un estado dónde estuvo invicto por 86 años y que las alianzas con organismos afines, considerados sus satélites o paleros dejaron de ser redituables.
Con respecto a lo primero, las jefaturas políticas del tricolor tendrán que entender y asimilar lo que sucedió y modificarse para volver a ser competitivos y, desde la condición de opositores, hacer lo necesario a fin de recuperar el poder.
Eso implica una profunda reorganización mediante la cual se privilegie la trayectoria, experiencia y conocimientos de sus mejores elementos, además de la representatividad que deben tener los cuadros directivos.
Y es que no basta con entregar posiciones a los grupos de interés priistas para guardar ciertos equilibrios. Ahora, en las nuevas circunstancias, es necesario que los y las lideresas tengan algo que aportar para la causa del instituto.
Pero además, los priistas están obligados a superarse actitudes retardatarias que se confunden con la disciplina, por ejemplo, tener en calidad de dogma de fe cualquier línea o acción emprendida por la jefatura política estatal aunque se tengan elementos para no estar de acuerdo.
Sin duda resulta fundamental para la vida interna de un partido y su desarrollo, abrirse a la crítica y la autocrítica de sus integrantes.
Con respecto a las coaliciones con otros organismos, caso de los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (PANAL), quedó demostrado, en los recientes comicios, que éstas aportaron poco para el logro de las metas del PRI, del cual se han colgado de tiempo atrás.
Aquí si vale la consideración de que mejor solos que mal acompañados, en tanto los triunfos se tejen con la suma de fortalezas y no con debilidades.
Por supuesto que los votos del profesorado, cuando había control de sus líderes desde la sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para operarlos a favor del PANAL y del PRI, llegaron a marcar la diferencia entre la victoria y la derrota pero en la actualidad ya no es así.
Otros elementos que se infieren, a partir de los números y porcentajes de la jornada electoral, es que hay liderazgos venidos a menos aunque digan lo contrario.
Entre estos se encuentran los del PRI, encabezados por RAFAEL GONZÁLEZ BENAVIDES y los del Verde con la dupla PATRICIO KING LÓPEZ y JESÚS GONZÁLEZ MACÍAS, lo mismo que los de Nueva Alianza de MARIANO LARA SALAZAR y RAFAEL MÉNDEZ SALAS.
Es pertinente apuntar que entre el PVEM y PANAL únicamente aportaron a 26 mil 836 votos a BALTAZAR HINOJOSA OCHOA.
Igual a la baja están los ex candidatos a la gubernatura, GUSTAVO CÁRDENAS GUTIÉRREZ Y JORGE OSVALDO VALDÉZ VARGAS, del Movimiento Ciudadano (MC) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), en forma respectiva.
En cuanto al jerarca del MC, encontramos que en anteriores contiendas por el ejecutivo estatal logro votaciones superiores a la obtenida en la elección reciente.
Cabe señalar que CÁRDENAS GUTIÉRREZ compitió con las siglas del Partido Acción Nacional (PAN) en 1998, obteniendo 234 mil 986 sufragios, mientras que el 2004 avanzó hasta 339 mil 573 votos.
En ésta tercera ocasión en que GUSTAVO fue en busca de la gubernatura recibió el respaldo de 84 mil 736 electores que si bien son suficientes para colocar al MC en la tercera posición en cuanto a votos obtenidos en referencia a otros competidores, es indudable la debacle.
Según voces externas y de su propio partido, lo que le ocurrió a CÁRDENAS GUTIÉRREZ se lo tiene ganado a pulso pese a que, el comentario recurrente es que el ex alcalde capitalino nunca ha perdido, en lo personal, en ninguna elección de las que ha tomado parte.
En cuanto al perredista VALDEZ VARGAS, es evidente que es uno de los responsables de la caída del Sol Azteca en la entidad, en cuanto a membresía y votación, debido a que ejerce una especie de mandato “moral” en dicho partido.
Sucede que el diputado local, quien contendió para el cargo de gobernador, sólo acumuló 17 mil 324 votos.
Incluso en los tres distritos que tienen por cabecera al municipio de Nuevo Laredo, de donde es originario, en global sumo la muy cuestionable cantidad de dos mil 306 sufragios.
De hecho hasta ABIDÉS PINEDA MORÍN, que compitió por las siglas de Encuentro Social (ES), un instituto de reciente registro, saco mayor votación que JORGE OSVALDO al recibir 19 mil 458 boletas a su favor.
Es evidente que existen más lecturas e inferencias por hacer. Por lo pronto aquí ponemos a su consideración algunas.
Lo cierto es que no pocos líderes partidistas reales y formales tendrán que echarle humildad si entre sus planes se encuentra superar la etapa crítica en que se encuentran.
AL CIERRE
Desde oficinas centrales llegó a Victoria ALFREDO VILLEGAS, director nacional de delegaciones del Instituto de Seguridad y Servicio Social para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y NORMA RODRÍGUEZ ACUÑA, secretaria de relaciones nacionales e internacionales del Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto de Seguridad y Servicio Social para los Trabajadores del Estado (SNTISSSTE).
Otro que descendió a “territorio” fue EMMANUEL MELGAREJO ESTEFAN, director de Infraestructura.
Su presencia en la capital es con el objetivo de dar salida a la demanda de insumos y medicamentos del personal médico y de enfermería.
Bien por la presencia de funcionarios federales para dar la mano al delegado, ENRIQUE DE LA GARZA MONTOTO, quien ha tenido que lidiar con la implementación centralista de nuevos sistemas para entrega de medicamentos, carencias de recursos humanos en clínicas al igual que de material, a la par que enfrenta grillas internas y externas.



