Por la pasajera
Es la ruta del Ejido 20 De Noviembre, esa que tiene las líneas en color café y que va desde el Fraccionamiento Villa las Torres, hasta el puente nuevo pasando por avenidas como la del niño, solidaridad y tercera, el microbús lo maneja una mujer de unos 40 años. Es una ruda damita, echa a las mañas de pasar 16 horas de su día detrás de un volante.
Claro que llama la atención con su cabellera rubia oxigenada y con manchas en la piel, porque maneja como cualquier otro chofer y sin pena alguna, la mayoría de la gente que sube al microbús se sorprende por ver a una mujer al volante.
Al frente de la pesera, una señora que ocupa el primer asiento del microbús no se queda con las ganas y le pregunta;
«No le da miedo manejar este camionsote?»
La mujer segura le contesta que no, que ella es hija de un trailero y que desde jovencita su papá le había enseñado a manejar bien.
La chofer canta sin pena las canciones que lleva en un memoria USB que iba conectada a un estéreo empolvado que llevaba a su costado izquierdo, la mayoría son de la diva de la banda, Jenni Rivera.
Las pasajeras que van abordo van moviendo los labios conforme a la letra de una y otra canción, los hombres sólo observan a la señora que va manejando y cantando con mucho sentimiento, las canciones definitivamente le llegan.
Mientras seguía su recorrido ella contenta seguía cantando como si estuviera en la regadera de su casa.
«Se las voy a dar a otro que las quiera de adeveras, mis caricias valen mucho y si tu no las quisiste pues me sobra quien las quieraaa»
Sin duda la mujer se sentía identificada con la mariposa de barrio, ya que se veía no le avergonzaba nada, nadita, era su homenaje póstumo a la Jenni.





