SIN EMBARGO.- Shawnee Chasser está viviendo una “auténtica pesadilla” desde que hace un año recibió una notificación oficial de desalojo por habitar una construcción “insegura” e “ilegal”, según cuenta en una entrevista con Efe en su casa de Byscaine Gardens.

treehouse-a-epfLos últimos 25 años de los 65 que tiene de vida, esta mujer poco convencional, que lo demuestra también con los colores de su pelo, turquesa de la raíz a la mitad de la melena y morado el resto, no ha conocido lo que es una casa común y corriente.

Todos sus hogares han estado al aire libre, el último en alto, entre ramas y hojas, metido de lleno en la naturaleza.

“No sé vivir en lugares cerrados, no es bueno para mí. Es una situación muy desesperante. No sé qué va a ser de mí”, dice con lágrimas en los ojos.

La casa cuenta con una habitación, una sala de estar y una cocina y se encuentra en medio de un amplio jardín con piscina, también construida por ella misma.

Chasser regresó a su natal Miami desde California en 1992 y desde entonces empezó a vivir al aire libre junto a su familia, compuesta por ella y sus tres hijos: una hija y un hijo biológicos y una hija adoptada.

Ahora vive sola en la finca, aunque sus dos hijas, Wren, de 40, que le ha hecho abuela; y Lantana, de 20, la visitan con frecuencia.

Sus principales ingresos provienen de las palomitas de maíz que ella misma produce y comercializa a través de la cadena Whole Foods, especializada en comida orgánica, pero también recibe dinero alquilando las cabañas que ha construido a través de plataformas digitales como Airbnb.

“No quiero que eso pase (la demolición), esta es mi casa. No hago daño a nadie y mi salud no corre peligro”, comentó sobre una situación que considera “injusta”.

Según cuenta, los problemas empezaron hace unos meses, cuando “alguien que vivió ahí” discutió con ella y puso en conocimiento de las autoridades locales las condiciones en las que vivía.

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