Muy a pesar del discurso que el líder nacional del PRI, César Camacho, pronunciará el fin de semana en ciudad Victoria, en el que llamó a su militancia a frenar motores y dejar de pensar en el 2016, el Secretario de Desarrollo Social, Homero de la Garza sigue pisando el acelerador para alzarse con la candidatura del tricolor al Gobierno del Estado.

homeroDesobediente, el chaparrito no pierde la oportunidad de promocionarse, y en redes sociales como facebook o twitter, o en actos tan sencillos como la entrega de un salón de clases, se agarra hablando como merolico,  ávido de reflectores que lo posicionen por encima de otros favoritos como son los matamorenses Marco Antonio Bernal, diputado local y el director nacional de ASERCA, Baltazar Hinojosa Ochoa sin olvidar a la tampiqueña Mercedes del Carmen Guillén Vicente, también en ligas mayores como subsecretaria de población y asuntos religiosos del gobierno de Enrique Peña Nieto.En su carrera a la casa de gobierno, a Homero de la Garza, quien presume tener el visto bueno de su amigo Egidio Torre Cantú, no le importa ignorar el mandato que en tierras tamaulipecas hiciera Cesar Camacho Quiroz, y quien como dirigente nacional del PRI, pidió cordura a los adelantados que sueñan con la sucesión:

homero 2«Y para seguir hablando con claridad y verdad, sé que a muchos ya preocupa el 2016, nada más que no hay 2016, sino hay un buen desempeño en el 2015, vamos ganando primero el 2015 y vamos haciéndolo poniendo al día nuestra organización”, sentenció categórico durante su visita a Ciudad Victoria.

Sin embargo, en desacato a tal instrucción, en su calentura Homero De la Garza al domingo siguiente se fue a hacer campaña en patineta en el parque de barrio de la colonia Linda Vista, le siguió en La Veteranos y a mitad de semana corrió a Tampico para reunirse con masones y funcionarios estatales.

Para el jueves amaneció en Matamoros donde con bombo y platillo, como si fuera un estadio, se apunto para la inauguración de un salón en la Técnica 51, acto en el que exigió ser acompañado de funcionarios estatales, Francisco Sánchez Salazar y Blandina Guerra, y municipales como la jefa de SECUDE, Iveth Bermea.

Como si le inyectaran bedoyecta, en su camino a la Gubernatura, Homero de la Garza no escatima esfuerzos para hacer circo, maroma y teatro: cual adolescente se sienta en un pupitre y levanta los brazos, va a una cancha a fallar goles, casi cae de una patineta, baila con señoras de colonia y abraza al niño más mocoso, todo en busca de aceptación a su proyecto político: ser el sucesor de su amigo Egidio.

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