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LOS NIÑOS TAMAULIPECOS nunca han contado para los gobernadores: si nacen de este lado del río Bravo y luego se van, o tienen dos actas de nacimiento, o mueren en el intento de irse a USA, o se hacen adolescentes o adultos, si estudian o delinquen, si están presos; los discursos justificatorios sobran, el primero, es una verdad a medias, «somos frontera volátil, los tamaulipecos del Norte, no son de aquí, son de otros estados.» En realidad, explican los sociólogos, el sueño americano de los tamaulipecos, nacidos o avecindados, es el sueño texano, no llegan más lejos. Y no son «NOTICIA» nacional o internacional porque un tamaulipeco va y viene a Texas, incluso el mismo día. Para los pobres, Tamaulipas tiene también fronteras para progresar en Nuevo León, Coahuila, otros piensan en el D.F., en Veracruz. Si un centroamericano se acerca a un medio de comunicación, la nota vende, pero si un riobravense, o vallehermosense se queja por algo, los reporteros no le dan importancia.

LOS TAMAULIPECOS y los residentes del Valle de Texas comparten rasgos comunes determinados sobre todo por su estructura social arcaica que sigue generando marginalidad y pobreza. Si comparamos los indicadores económicos fundamentales (ingreso per cápita, desempleo, falta de servicios básicos) vamos a encontrar resultados muy parecidos. Más de la mitad de los fronterizos tamaulipecos pobres viven con menos de 3 dólares al día, y en EL VALLE, es algo similar. «Vivimos estampillados, o de la limosnas que dan los gobiernos estatal y federal», explican, resignados.

DICEN QUE LA VENTAJA ES QUE en el VALLE los índices de violencia se apartan bruscamente; la tasa de criminalidad es tan baja como la de Baja California Sur, Yucatán. PERO en los últimos 15 años, en el lado texano apareció el fenómeno de las pandillas juveniles violentas, y ahora que se habla tanto de la emigración masiva de niños hacia Estados Unidos, sólo un porcentaje menor de ellos provienen de Tamaulipas.
¿Es la violencia el principal motivo de que los tamaulipecos emigren de Texas? La violencia es un fenómeno que se concentra sobre todo en las barriadas urbanas marginales, donde reinan las pandillas que sirven a los  carteles. MUCHOS DE los ciudadanos que se ponen en marcha a la frontera tamaulipeca, y al Valle,  provienen de áreas rurales y pequeños poblados donde no hay pandillas ni más violencia que la de la pobreza y el atraso social.
La marginalidad y la miseria envuelven a los niños tamaulipecos, vivan donde vivan. Son víctimas constantes de abusos sexuales. Los más pobres no van a la escuela o la abandonan muy temprano, piden limosna en las calles, se vuelven adictos a los pegamentos, y muchos no tienen hogar. Los organismos no gubernamentales reportan que «estacionados» en esta área, hay más de un millón de pobres. Y no hay futuro cercano como solución.

Las estadísticas oficiales reconocen que el 95 por ciento de los pobladores de EL VALLE, son mexicanos, y que la misma cantidad, el 95 por ciento de los que viven en el Norte de Tamaulipas, no son de Tamaulipas. EN AMBOS LADOS DEL río Bravo hay población flotante, que va y viene, porque las distancias cortas lo permiten. Un hombre hoy se decide y está en Brownsville, en McAllen, en Edinburg, o en Houston en busca de trabajo temporal, para las cosechas o los trabajos duros que ni los negros quieren hacer.

Dejan atrás a su familia o vuelven, o los deportan, a los que les va bien, se llevan a sus familiares. Y lo mismo ocurre con las mujeres que van a emplearse como trabajadoras domésticas, y que provienen de las áreas rurales más empobrecidas. TODAS LAS CASAS del Sur de Texas tienen por lo menos a una sirvienta o sirviente indocumentado.
CUANDO ESCRIBO que a los gobernadores no les importa esto, incluyo al gobernador texano en turno. Aunque parezca imposible, NUNCA DE LOS NUNCAS, los gobernadores de ambas entidades vecinas se han reunido para hablar sobre el tema, que es doloroso, expansivo y cruel, ellos saben, bien que saben que abrirían muchas brechas de desamparo injusticia y nadie que quiere pagar el alto costo político. Así que, por mientras, viva la simulación.

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