Organizaciones filantrópicas y religiosas que durante décadas ayudaron a los pobres y menesterosos de Matamoros terminaron por ausentarse de la ciudad debido a los hechos de violencia. Ahora el reto de las autoridades es hacerlos regresar.
Y es que con un universo de pobres concentrado en 86 colonias, Matamoros es uno de los seis municipios tamaulipecos incluidos en la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Debido a la precariedad en la que viven sus habitantes y a la insuficiencia de recursos oficiales en su apoyo, las donaciones se antojan más que necesarias pero no siempre llegan, la inseguridad que se vive en la frontera ahuyentó a los filántropos del norte, y solo algunos cuantos se animan a cruzar la frontera y proceder a la distribución de apoyos.
Larry Cox es uno de ellos y no ha dejado de ayudar en los últimos 15 años.
Pese a las balaceras, los bloqueos y las sistemáticas alertas que su país, Estados Unidos, emite para que no crucen a México, este gigante bárbaro sigue llegando cargado de sillas de ruedas, bastones, ropa, alimentos y otros apoyos para los más pobres de esta localidad fronteriza.
«Sabemos que la situacion es dificil pero la voluntad está ahí y no vamos a dejar de hacerlo, con Veronica (Salazar) hemos trabajando los últimos diez años y vamos a seguirlo haciendo con la convicción de que esos apoyos está llegando a quien verdaderamente lo necesita».
Junto a pastores de la Iglesia Metodista Unidad de Mansfield del norte de Texas, Mr. Cox, como se le conoce en las colonias Derechos Humanos, Ampliacion Solidaridad, Aeropuerto y Nuevo Estrella, entre otras, hizo durante la semana un recorrido por el Centro de Rehabilitación Integral de la avenida 12 de marzo, al que por mes suministra 150 sillas de ruedas que la agrupación «John & Friends» envia para los pobres con discapacidad de Matamoros.
«Es importante que sepa que el apoyo viene de John and Friends nosotros las traemos porque sabemos que las necesitan de este lado de la frontera y nos da mucho gusto poder colaborar con quien a lo mejor no puede comprar una», afirma a su vez Susan Parker integrante de Iglesia Metodista.
Pies de polvorosa
A diferencia de los pastores metodistas que han mantenido sus visitas y apoyos a los marginados, de Matamoros, hay otras organizaciones que se se alejaron de la frontera, y dejaron de entregar sus paliativos contra la pobreza.
Tal es el caso de Frank Ferrer Border Relief, agrupación de Harlingen, Texas, que desde 1970 se dedicó a distribuir pan y alimentos a los habitantes del sur de Matamoros y que en el 2008 con el repunte de la violencia dejó de entregar los apoyos.
«Aquí se ponían en la copa, daban pan de dulce, pan tajado, sopas instantáneas, la fila era de dos cuadras, pero cuando empezaron las balaceras dejaron de venir, la gente seguía llegando los martes, pero las camionetas nunca volvieron», afirma Alma Domínguez, vecina del fraccionamiento Infonavit Los Angeles.
En el cinturón de pobreza que rodea al viejo Basurero Municipal, en la colonia La India, se extrañan los apoyos que daba la iglesia «Manos del Alfarero», desde construir viviendas a personas de escasos recursos, hasta traer doctores para consultar profesional y dentistas que hacían limpiezas y extracciones gratis.
También repartían kilos de frijol y arroz entre los desafortunados habitantes del sur de Matamoros.
«Hace como dos años dejaron de venir, eran muy buenas sus brigadas y los apoyos que traían, a varias familias les hicieron su casa y por eso los seguimos extrañando».
Catalina Vazquez, presidenta de la colonia Ocampo, y quien esta a cargo del comedor comunitario que entrega cien platos de comida caliente a niños y adultos mayores, lamenta que el clima de violencia ahuyentará a las organización filantrópicas y dejara en la orfandad a las familias de escasos recursos.
«Lo que ellos hacían por la comunidad yo no veo que nadie lo haga, como levantar una casa, si hay despensas y pensiones, pero ese trabajo desinteresado porque no cobraban nada nos sigue haciendo mucha falta, aqui en la colonia vemos la pobreza, la necesidad que hay y cómo por más que se estiren los apoyos pues no todos alcanzan.
Puntual, Maria Ceballos, ex directora del área de Donativos, del sistema DIF Matamoros, atribuye ese éxodo de filántropos al exceso de violencia en la frontera de Tamaulipas.
«Si venían primero, pero en los últimos años se fueron alejando por el temor a que les pasara algo, llegó el momento en que los donativos al DIF eran contados, y en muchos casos teníamos que ir por ellos a Estados Unidos ya que nadie se animaba a cruzarlos».
Todos juntos ya
Más allá del clima de violencia, para Veronica Salazar Vázquez, presidenta del sistema DIF Matamoros es importante dar un mensaje de transparencia en torno a las donaciones.
«En este trabajo que estamos haciendo y en el que se están involucrando muchos pastores del lado americano, la invitación es a que sean ellos los que entreguen los donativos, que estén presentes cuando una silla de ruedas, una cama, una despensa llega al beneficiario».
De octubre a la fecha, cuando asumió el mando de los programas asistenciales en Matamoros, la entrevistada refiere haber canalizado cientos de sillas de ruedas, miles de despensas y apoyos a los desprotegidos.
«Lo vamos a seguir haciendo, como se los dije estamos muy contentos de verlo aquí, de que colaboren, por eso los invitamos a que participen, a que vean como aterrizan esos apoyos, y constaten para que vayan y lo platiquen, es cierto que tenemos que darles algunas garantías, como el hecho de que cuando cruzan los acompañamos desde el puente y estamos muy al pendiente de ellos».





