Por Julia Le Duc
La historia del deceso de Oscar y Valeria Martinez, padre e hija, migrantes salvadoreños que se ahogaron en el Río Bravo, no frena el deseo de otros extranjeros para ingresar a la Unión Americana aunque signifique exponer su vida.
Originario de Cuba, Sergio, con Sergio Jr., en los brazos se siente desesperado porque hace dos semanas que espera en el Puente Nuevo de Matamoros su cita para pedir asilo politíco. 
«Esperamos que no haga falta pero si es necesario me lanzo yo también al río» manifiesta el joven padre de familia que llego junto al pequeño de rubios rizos y su esposa embarazada.
Por el campamento de extranjeros corren muchos otros menores, en su inocencia, juegan con pistolas de agua en las largas horas de espera por esa oportunidad que sus padres, cubanos, nicaraguenses, hondureños, anhelan que llegue y Estados Unidos les abra las puertas.





