Por La Pasajera
Por la tarde de un sábado nublado, el chofer de la ruta, avanzaba a toda velocidad, no le importaban los pocos pasajeros que iban a bordo asustados por la forma en que conducía, se le miraba enojado, tal vez porque el clima no pintaba bien, y por lo tanto la gente no se atreve a salir por miedo a la lluvia que se veía venir.
Así fue todo el camino, aceleraba tratando de llegar al puente nuevo, para ver si le iba un poco mejor y podía conseguir que se subieran más pasajeros, para su sorpresa no fue así, sólo arribaron un par de personas.
Más adelante a la altura del centro comienza a caer la lluvia, se ve a la gente correr hacia la parada de la pesera, el chofer se detuvo y así pudieron subir unos tantos pasajeros más, que además ya iban escurriendo de agua, lo que sé vio tampoco le agradó mucho al chofer amargado que todo le molestaba.
Unas cuadras después llega al tan temido checador, que por si fuera poco la amargura del señor, el joven que se encontraba checando le metió la regañada de su vida por llegar mucho antes de la hora establecida para checar, lo que lo hizo enfurecer, pero aún así tuvo que darle dinero para que le pusieran la hora correcta.
Unos minutos despues del coraje, se le bajaron, comenzó a conducir a velocidad normal y encendió el radio a todo volumen, hasta que cuando a una señora pide la bajada el chofer no escucha y la señora tambaleándose se acercó y le gritó:
«Bueno pinche viejo amargado no oye que le estoy gritando bajan o que?«
El chofer antes detenerse le bajó a la música y sin vergüenza le contestó a la cincuentona:
«después de que la subí toda remojada se pone roñosa señora».
Al detenerse, la mujer baja de prisa muy disgustada aún echando madres y el chofer amargado vuelve a acelerar y sigue su camino.
