Por Ezequiel Castillo
Después de una prolongada ausencia de Matamoros, el ex alcalde Alfonso Sánchez Garza se dejó ver el fin de semana en una reunión en la que empresarios y su grupo político le pidió fortalecer al PRI en los tiempos difíciles que está viviendo tras dos derrotas al hilo.
“Una parte importante (que debe de tener en cuenta el candidato) es que garantice unir a todos los grupos, que traiga todas las ganas y el deseo de participar y de aportarle al Distrito”.
A un año de dejar la Presidencia Municipal y a diferencia de sus antecesores como Homar Zamorano que se dedica a vender tomate en las esquinas o Erick Silva que se la pasa con sus lambiscones en tertulias de café, Alfonso es un constructor exitoso con obra en Jalisco y otros estados del país.
De regreso al Matamoros que gobernó del 2010 al 2013 el político estuvo acompañado de su suegro Jesús Roberto Guerra Velazco, la administradora del SAT Adriana Lozano y la representante de la SEDESOL Lolis de la Garza entre otras figuras del ámbito de la política quienes le manifestaron en lo cortito la preocupación por no tener un buen candidato en las elecciones próximas.
Y es que todo parece indicar que será Mónica González García, Secretaria de Desarrollo Económico y Turismo quien abandere al tricolor en las elecciones federales, algo que la misma militancia califica de peligroso considerando su poco arraigo en Matamoros y falta total de carisma pues por más que la placen nadie la toma en serio.
Todo sonrisas, en ese estilo bonachón que lo llevó a ser considerado entre los mejores alcaldes del mundo, Poncho escucho las voces preocupadas y trato de darles tranquilidad a sus correligionarios.
Misterioso el político en retiro sonreía cuando alguien le mencionaba que el PRI podría recuperarse si lo postulara a él en los próximos comicios.
Cabe señalar que hace algunos meses Sánchez Garza dio señales de querer ser candidato del tricolor a una diputación federal pero sus intentos fueron mal recibidos a nivel estado por lo que Alfonso optó por replegarse y alejarse de la escena pública.





