En Suiza -donde ocurrió todo-, igual que en México, las guarderíasfungen como un espacio de iniciación escolar para los bebés, los ayuda a socializar y les enseña algunas habilidades, pero no forma parte del esquema de educación y tampoco es obligatorio estar en una de ellas para entrar a kínder o preescolar, sin embargo, es una gran herramienta para que padres y madres puedan continuar desarrollándose, principalmente en el ámbito laboral.
La peor parte de todo el caso es que, según comentaron los padres a medios locales, cuando las autoridades recibieron la queja por discriminación, estos dijeron que no podían hacer nada ni obligar al establecimiento a aceptar a los niños porque se trata de un espacio privado y por ende, no tiene que ceñirse a las normas de respeto a la diversidad.
Este caso ocurrido en Europa nos demuestra una vez más que ninguna persona está libre del riesgo de padecer un ataque por homofobia, pues nos recuerda el caso de un adolescente que fue expulsado de su secundario en Nuevo León, México por vivir con su tío gay.
Con información de Daily News.





