Un promedio de 2 mil personas, entre extranjeros y mexicanos, pernoctan en las márgenes del Río Bravo, a la espera de asilo humanitario de Estados Unidos.

Se trata de familias que duermen a la intemperie, bajo lonas y casas de campaña que organizaciones humanitarias y religiosas les han donado para que puedan protegerse durante el proceso en el que esperan ser llamados por oficiales del CBP (Oficinas de Aduana e Inmigración) de Estados Unidos.

La estadía de los extranjeros es compleja ya que el mal clima obra en su contra y los mantiene enmedio de charcos donde los niños juegan descalzos.
Una minoría de los migrantes ha aceptado el trasladarse a la estructura gigante que el gobierno federal instaló en las márgenes del Río Bravo y la cual cuenta con piso plastificado, iluminación y módulos de servicios sanitarios así como regaderas.

 

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