Por La Pasajera

la fotoPor la tarde de un acalorado domingo familiar la ruta del fraccionamiento Lomas de San Juan sale a realizar su recorrido.

En el interior del microbús todo se ve en mal estado, los asientos están desgarrados, los tubos oxidados y el piso del camión está parcheado con tablas de diferentes tamaños, eso sí la pesera traìa buen sonido, ya que cada que salía una canción que le gustaba al chofer, no dudaba en subirle todo el volumen.

Antes de llegar a la mitad del camino del recorrido, la pesera ya iba llena, el amontonamiento de la gente hacía que el calor incrementara, la situación era casi insoportable, ya el aroma a sudor rancio estaba en todo el ambiente.

Como nunca el que quiera sacar provecho de la situación, en medio del amotinamiento un hombre al ver que justo frente a él se encontraba de pie una guapa y joven mujer de algunos 20 años, quiso encajarse.

El cuarentón aprovechó y haciéndose el despistado empezó a pegarse por la espalda de la joven, en cada frenón que daba el chofer el hombre se juntaba más y más, hasta que una señora se le quedó viendo feo el abusivo empezó a despegarse, unas cuadras después la señora bajó del micro, y el hombre volvió a hacer de las suyas, pero esta vez la joven volteo y gritó:

«Oiga viejo morboso, deje de estar arrimandome el pinche camarón»

Los demás pasajeros no pudieron evitar voltear a ver con desprecio a aquel aprovechado que no pudo con las miradas de todos, ya que inmediatamente después de ver que todos lo observaban pidió la bajada de la pesera.

Los pasajeros se quedaron comentando y la joven protagonista del vergonzoso incidente sólo se sonreía con pena.

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