«La situación de emergencia que declaró la capitana estaba justificada», alegó Chris Grodotzski, portavoz de la ONG, quien añadió que era «absolutamente necesario» desembarcar en un puerto seguro a los migrantes que llevaba a bordo el barco.
La alemana Carola Rackete, de 31 años, desafío las disposiciones del ultraderechista ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, al violar la prohibición de atracar en un puerto italiano.
Por varios días, el buque estuvo en el límite del mar territorial italiano, a unos 24 kilómetros, ya en aguas internacionales.
Al borde del suicidio
Durante esos días hubo un momento en que, según relata la capitana, la situación empezaba “a ser insostenible desde el punto de vista tanto humanitario como sobre todo sanitario”.
En una carta a su abogado, quien a su vez la envió al diario italiano Corriere della Sera, Rackete dijo que la situación era desesperada y los migrantes estaban exhaustos, incluso tenía miedo de que se suicidaran en la embarcación.
Indicó que los migrantes del barco ya habían comenzado a autolesionarse, por lo que temía que terminaran suicidándose.
«En el barco nos turnamos durante días, incluso de noche, por temor a que alguien se tirara por la borda. Y para ellos, que no saben nadar, significa el suicidio«, explicó Rackete.
Rackete esperaba la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanossobre el posible desembarco, pero este rechazó obligar a Italia a permitir el desembarco y agregó que cuenta «con que las autoridades italianas continúen ofreciendo toda la asistencia necesaria» a las personas vulnerables por su edad o su salud que sigan a bordo.
«Por mí se pueden quedar en el mar hasta Navidad o hasta Año Nuevo, a Italia no llegan», fue la respuesta de Salvini.
Entre tanto se produjeron pequeñas manifestaciones en Roma, Milán, Palermo y otras ciudades italianas en solidaridad con la tripulación del Sea Watch y sus pasajeros a bordo.
Por eso, infringiendo decreto de ley italiano, Rackete decidió atracar en el puerto siciliano de Lampedusa, en contra de la orden de las fuerzas armadas transalpinas.
Y por esa razón, este fin de semana la capitana del buque fue detenida, pero ayer, quedó en libertad.
Después de su liberación, la capitana destacó las muestras de apoyo recibidas en su favor. «Me conmovió la solidaridad que me expresaron tantas personas», comentó.
“Mi vida ha sido fácil, he podido frecuentar tres universidades, me gradué con 23 años.
Soy blanca, alemana, nacida en un país rico y con el pasaporte correcto. Cuando me di cuenta, sentí la obligación moral de ayudar a quien no tenía las mismas oportunidades que yo”, contó en una entrevista al diario italiano La Repubblica.
Más de un millón de euros fueron recaudados en Alemania e Italia para la organización de ayuda humanitaria Sea Watch después de la detención de Carola.
El presidente de Sea Watch, Johannes Bayer, manifestó estar orgullosode Rackete.
“Ella hizo exactamente lo correcto. Ella siguió la ley del mar y puso a la gente a salvo. En lugar de ella, Matteo Salvini (ministro italiano del Interior) debe ser investigado por secuestro y violación del derecho internacional”, refirió.
El actual gobierno italiano lleva un año en el cargo, un periodo en el que ya se contabilizan varios bloqueos de barcos tras realizar alguna operación de rescate.
El Ejecutivo de Roma también aprobó un decreto según el cual las organizaciones de ayuda se arriesgan a ser multadas con importes de entre 10 mil y 50 mil euros por entrar sin autorización en cualquier puerto italiano.
-Milenio






