SIN EMBARGO.- “Aquí hay”, grita una de las buscadoras a sus compañeras que están a unos metros. “Lucy halló algo”, dice otra. Caminan hacia Lucy y ahí están: fragmentos de restos óseos escondidos entre las pocas matas que hay en este terreno desértico. “Ese pequeño parece como de cráneo”.
Todos los sábados integrantes del grupo Víctimas por sus Desaparecidos en Acción (VIDA) recorren los alrededores de Torreón, Coahuila, buscando a los mil 429 desaparecidos en el estado, que estima un reporte de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República. Acompañados por la PGR y guiados por la información que “alguien” les dijo, alrededor de 20 personas recorren áreas inmensas del Desierto de Coahuila buscando a sus familiares: hermanos, hijas, padres, primos.
“Ese pequeño parece como de cráneo”, repite Lucy mientras señala cuatro piezas que están sobre la superficie. Por su tamaño y textura pueden ser de animal; sin embargo, el más pequeño levanta dudas, por su porosidad y forma. Los de la PGR se acercan con sus guantes de látex y —después de varios minutos buscando una bolsita de plástico— los guardan. Lucy observa y suelta después de un gran suspiro: “Hasta me dan ganas de agarrar los huesitos y abrazarlos y acariciarlos”.
María de la Luz López Castruita —conocida como Lucy— busca a su hija Irma Claribel Lamas López, quien desapareció en 2008, pero solo ha encontrado pedacitos de huesos calcinados, osamentas completas, partes de animales, ropa carcomida por la intemperie y zapatos sin dueño.
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Cada sábado a las ocho de la mañana, Silvia Ortiz y su esposo Óscar Sánchez Viesca salen de casa a buscar dos camionetas pick ups —una de un sacerdote y otra de un amigo— para que quepan todos. Una camioneta se va para la Vicaría Pastoral de Torreón, donde se reúne el grupo VIDA, y la otra se va a casa de Óscar a recoger las herramientas que usan para buscar y desenterrar.
Silvia —representante del grupo— y Óscar llevan buscando desde el 5 de noviembre de 2004, cuando su hija Fanny desapareció después de asistir a un torneo de básquetbol. Pero fue en enero de este año cuando junto con otros familiares, incluidos Lucy y su esposo Jesús Lamas Annette —conocido como Chuy y el mejor buscador del grupo según Silvia— realizaron la primera búsqueda independiente en un ejido cerca de Torreón. Su primer hallazgo vino tres sábados después cuando encontraron el cuerpo sin vida de una mujer en un panteón.





