BBC.- George Michael, ícono de la música pop en las décadas de 1980 y 1990, falleció este domingo a los 53 años, según confirmó su publicista y la policía británica.
Gilson Road es una pequeña calle en South Kensington, en Londres, curiosamente relacionada en sus días con Goldman Sachs, por los inquilinos que vivían allí. Anteriormente, en una de sus casas, había vivido David Bowie e incluso Rowan Atkinson, Mr. Bean. Ahora, en una mansión tipo victoriano, que hace esquina con The Boltons, vive el último de los reclusos más famosos del viejo imperio británico. La estrella de los años noventa, Geórgicos Kyriacos Panaylotu, más conocido como George Michael, que según la revista Music Week ha vendido cerca de una cifra mítica, 100 millones de discos.
Es difícil verle salir de la mansión, como no sea para andar por los alrededores. No sale casi nunca. Aunque si así fuera, nadie le reconocería. Ha engordado mucho, lleva media barba y sólo sale acompañado de sus perros. Tiene miedo a los paparazzi y, sobre todo a la prensa amarilla, que dice «morderlo con una violencia carnívora». Ni siquiera a sus vecinos Sting y Kate Moss les ha pedido acudir en su auxilio. No pueden ni visitarle.
Lo último que conocemos es que la estrella entró hace unos meses en una clínica de rehabilitación en Suiza. Exactamente, en la clínica Kusnacht Practice, en Zolikon. Su severo tratamiento costó unos cien mil euros. Su internamiento en la clínica sucedió pocos días después de haber sufrido un colapso en su propia mansión y haber sido trasladado al hospital más cercano de Kensington en ambulancia de urgencia.





