Con la mugre pegada a la piel, pepenadores del Relleno Sanitario pasan 12 horas al día entre las moscas, escarbando entre basura ajena sin poder completar su misión de sacar el sustento debido a fallas de la empresa recicladora Héroes Verdaderos.

la foto 4En las entrañas del confinamiento, ubicado en la carretera a Victoria, los recolectores relatan como desde hace una semana la firma de reciente creación y única autorizada para comprar cartón, plástico y metal, no les ha pagado ni un solo kilo, como afirma el pepenador Abel Dominguez Santiago.

«Nos traen muertos de hambre, hace una hora  vinieron por el cartón, lo pesaron y anotaron para luego decir que no iban a pagar porque tienen que hacer ajustes en el sistema, no se fijan que uno si sale a estar entre el mugrero es para llevar el chivo a la casa, para darle de comer a nuestras criaturas».

Convertidos en topos entre las montañas de basura, disputándose los desperdicios con las gaviotas,250  hombres y mujeres arrastran los pies cansados.

la foto 3 (1)De lunes a sábado, de 6 de la mañana a 6 de la tarde cumplen su jornada y en la última semana no han recibido ni un peso a cambio, su ganancia ha sido el pan y la verdura pasada que rescatan de la basura que llevan los camiones de tiendas departamentales.

Martina Muñoz Rico salió muy temprano de su casa en la colonia Las Bermudas, pago 10 pesos a la camioneta que la traslada los 8 kilómetros que la separan del Relleno y con la esperanza de encontrar algo bueno entre los desperdicios se internó todavía de madrugada en el basurero.

«Yo tengo una chamaca con síndrome de down de 20 años y un niño de 8 que va a la escuela, a él se le tiene que poner lonche, se les tiene que dar para un refresco aunque sea y aquí en el basurero ya tiene 7 días que no nos pagan, nosotros hemos cumplido solo faltamos el domingo que no se trabajo, pero la compañía Héroes Verdaderos nos esta fallando mucho».

la foto 1Camionetas de la compañía Héroes Verdaderos son las únicas facultadas por la administración del Relleno Sanitario para entrar y comprarle a los pepenadores. Ellos no pueden sacar ni cartón, plástico o metal a vender afuera. Están en medio de un círculo vicioso y poco productivo.

Cae la tarde soleada y las gaviotas vuelan, Abel, Martina y otro mar de pepenadores corren cuando ven el camión de Limpieza Publica lleno de desperdicios, aspiran a encontrar entre la basura de los demás, algo que valga la pena.

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