EL PAÍS.- La próxima vez que sientas la tentación de orinar contra una pared, piénsatelo dos veces. Ya no es sólo que sea un acto incívico impropio de personas civilizadas, es que además podrías terminar con las piernas y el calzado salpicados con tu propio pis.
Una de las pesadillas recurrentes de las brigadas de li
mpieza y de los establecimientos a pie de calle es la arraigada costumbre en España de mear en la vía pública. Lo que en circunstancias normales se convierte en un engorroso incordio cotidiano, alcanza durante las fiestas populares dimensiones de problema mayor, sobre todo en lo que tiene que ver con olores y salubridad. En el caso de celebraciones como los sanfermines, el gasto provocado por la limpieza de la orina alcanza los 10.000 euros. Pero este año el problema podría menguar de forma considerable porque en Pamplona van a aplicar un método novedoso –ya utilizado en otras ciudades como Donosti, Hernani o Vitoria- que llegará allá donde las multas, los retretes portátiles y el pudor no alcanzan: el CK-Splash Back.
Este tecnológico nombre bautiza a un líquido: un repelente para las paredes de aplicación muy sencilla –basta con una mochila como las que se usan para sulfatar- e inocuo para personas y animales. Los químicos de la empresa de productos de limpieza Kliner Profesional, de Vitoria, llevan años trabajando en él.
“Ck-Splash Back consigue que la orina rebote en la fachada y que la persona que orine se moje el pantalón y los zapatos”, promete la web, con cierto espíritu vengativo. “No es que el orín rebote, eso es una herramienta de publicidad de la empresa”, nos responde por teléfono Iñaki, responsable de servicios públicos del Ayuntamiento de Hernani, donde ya han probado el CK-Splash Back. “El producto impermeabiliza la pared y, como ésta no se llega a impregnar, la orina salpica un poco más. Es como si aplicases una película de aceite sobre una superficie: al echar después un líquido sobre ella, rebota más de lo normal”.
Fueron los comerciantes de Hernani los que, tras conocer la existencia del invento a través de una noticia en prensa que comentaba su uso en Donosti, expresaron su deseo que se emplease en el pueblo durante las fiestas de San Juan. “Estamos plenamente satisfechos”, confirma Iñaki. “La única incógnita que tenemos es la durabilidad, cuándo habrá que aplicarlo de nuevo. Además, a la subcontrata de limpieza del Ayuntamiento le ha salido más económico aplicar esto que tener a un operario baldeando las paredes”.





