SIN EMBARGO- Un tranquilo domingo por la tarde en una estación del Metro en la zona norte de la Ciudad de México, el silencio es interrumpido por gritos de batalla mientras unos treinta policías uniformados se dirigen con prisa hacia las plataformas subterráneas.

La reciente redada, no anunciada, a los trabajadores informales del Metro es parte de un operativo de los cuerpos de seguridad a la que los vendedores han apodado “La Barredora”.

Momentos después, los policías regresan con bolsas y cajas llenas de bienes confiscados, y media docena de vendedores son arrastrados por oficiales de la Policía Bancaria e Industrial de la capital.

Rara vez la vida ha sido tan difícil para los miles de vagoneros o vendedores informales del Metro de la Ciudad de México.

“Es soltar 600 pesos o pasar la noche en la cárcel”, dijo Kevin, un vendedor de 26 años de edad, a VICE durante su trabajo. “Si tiene suerte, puedes quedarte con tu mercancía”.

Abriéndose paso entre la multitud, con toda la experiencia del mundo, en uno de los Metros más usados del mundo —alrededor de 4.5 millones de personas usan el Metro al día— los vagoneros son hombres, mujeres, y con frecuencia también niños, que se suben y se bajan de los trenes para vender dulces, CDs, baratijas y casi cualquier cosa que podrías estar buscando en el camino al trabajo.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here