
UN GRUPO de estudiantes de Comunicación pregunta acerca de LAS PARÁBOLAS. Explico que son básicamente historias codificadas que nos hablan del alma y de su función. Algunas parábolas son tan sencillas que apenas podemos entender su significado espiritual. El ciego que palpa las patas al elefante dice: Un elefante es como un árbol; el que le palpa la trompa dice: un elefante es una serpiente: el que le palpa la cola dice: un elefante es como una cuerda. Y si llegara mamá elefanta dirá: esto es parte de mí, una continuación de mí. ESTAS SITUACIONES me parecen a las interpretaciones de las noticias que cada medio de comunicación emiten cada día. A veces encontramos la misma nota en portada, con diferente enfoque. O como escribió el poeta ANTONIO PLAZA, «nada es verdad, nada es mentira, todo depende, del cristal con que se mira.» JESÚS no explicó en treinta y nueve parábolas, que es fácil conectar el alma a ciertas realidades, debido en gran parte a que él mismo nos daba la moraleja. La primera parábola de Jesús está en el libro quinto de San Mateo: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad que está en lo alto de una colina. Cuando se enciende una vela, no se pone debajo de un celemín sino en lo alto de un mueble para que alumbre a todos los de la casa. Y vosotros, como la lámpara, debéis arrojar luz sobre todos los hombres, para que cuando vean el bien que hacéis puedan alabar a vuestro Padre que está en los cielos».
PARECE UNA PARÁBOLA sencilla. La frase «no escondáis la luz debajo del celemín» significa que la virtud debe poder ser vista para que tenga efectos beneficiosos. LOS PERIODISTAS debiéramos destacar todas y cada una de las cosas grandiosas que ocurren en la ciudad. OTRAS PARÁBOLAS famosas: la del grano de mostaza, la del hijo pródigo, la del sirviente que enterraba sus talentos. LE INVITO fervorosamente a que las lea, que las aprenda y si puede, las comparta.
EN UN BELLO aforismo de TAGORE, el gran poeta: «la vida es sólo la perpetua sorpresa de que existo.» HAY UNA HISTORIA que me contó Andrés Cuéllar: dos estudiantes de filosofía miraban cómo se agitaba una bandera con la brisa.
-¿Lo ves -dijo uno de ellos-. Nadie puede dudar de que le bandera se mueve.
El otro no estaba de acuerdo.
– No, es el viento el que se mueve. La bandera no tiene movimiento por sí misma…Y así continuaron la discusión, hasta que llegó su maestro y les dijo:
– Los dos están equivocados. Sólo se mueve la conciencia.
STEPHAN HAWKING, en su libro «Breve historia del tiempo» dice que si explorásemos a fondo las leyes de la Naturaleza, algún día conoceremos la mente de Dios. Con ello reproduce la famosa observación de EINSTEIN: Quiero saber cómo piensa Dios; todo lo demás son detalles.
AHORA QUE EL PAÍS parece que no se mueve en la dirección correcta, tal vez debiéramos profundizar en eso, ¿qué nos mueve? ¿hacia dónde nos movemos? ¿queremos movernos realmente a ese rumbo? ¿por qué parece que abandonamos y rechazamos la espiritualidad?
EL GOBIERNO no puede con todo, pero nosotros sí podemos con nosotros mismos, si lo deseamos. Y si extendemos el deseo, llegaremos inevitablemente a nuestros hijos y sus destinos. No hay mañana para los que desean el bien.
OTRAS ADICCIONES que matan: Karoshi es una palabra que no tiene traducción al Español. Tal concepto ni siquiera suena sensato en Occidente. Karoshi en japonés, gwarosa en coreano, guolaosi en chino, significa «muerte por exceso de trabajo». UNAS 600 mil personas mueren al año en su puesto de trabajo en China como consecuencia del estrés y el agotamiento, según las estadísticas de las juventudes del partido único. LAS JORNADAS laborales de 16 horas diarias, o más, con salarios irrisorios y ausencia de derechos regulan el engranaje incomprensible para nosotros, diseñado por el comunismo chino.
La última víctima fue Li Yuan, publicista chino de 24 años que murió de un ataque al corazón después de hacer horas extras en la oficina y que saltó a los titulares de todo el mundo hace unas semanas. Influidos fuertemente por la filosofía confuciana, los orientales viven para trabajar, a diferencia de los occidentales ( y más los mexicanos) que trabajamos para vivir.
Posdata: Sabremos mucho más sobre las motivaciones humanas cuando nos demos cuenta de una cosa: el noventa y nueve por ciento de la humanidad pasa un noventa y nueve por ciento del tiempo intentando evitar verdades dolorosas. El compadre ALEJANDRO lo dice muy a lo tamaulipeco, allá en Santa Engracia, «ai nos vemos, a ver qué pasa, si Dios nos presta vida y paciencia.»


