Tan blanco como la nieve. Así es el raro ejemplar de pingüino papúa sin su habitual plumaje bicolor debido al leucismo que sorprendió al equipo de la Armada chilena en la base antártica Gabriel González Videla. «El pasado jueves 4 de enero tuvimos una llegada de un pingüino muy particular, completamente blanco», contó Hugo Harros, cocinero de la estación científica ubicada en la Capitanía de Puerto Bahía Paraíso, en el norte de la península antártica.

En esa base habitan 14 personas en medio de una colonia de miles de esas aves, de nombre científico «Pygoscelis papua» y reconocibles por una bella coloración superior negra y con toques blancos en el vientre y sobre los ojos. Sin embargo, el espécimen avistado «era completamente distinto al resto», destacó Harros, suboficial de 33 años y quien cumple una misión de cuatro meses en el Continente Blanco hasta marzo.

«Este pingüino tenía leucismo», añadió, en referencia a una variación genética que afecta parcial o totalmente la coloración de la piel, las plumas o pelaje de un animal, pero que no lo hace más sensible al sol como el albinismo. Diego Mojica, biólogo marino de la Fundación Malpelo y otros Ecosistemas Marinos que acompaña una misión antártica de la Armada colombiana a bordo del buque científico ARC Simón Bolívar, explicó que el leucismo «es producto de un gen recesivo que al parecer de alguna forma es hereditario».

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