Por La Pasajera
A pleno medio día de un domingo nublado pero caluroso la ruta de la colonia Independencia se prepara para salir a su recorrido, el chofer es un hombre entrado en años, va pareja do con el destartalado microbús que muy a duras penas puede andar.
Un poco después de salir de su base, sube a la pesera una familia completa, dos adultos, otra de jóvenes con un bebé en brazos, una adolescente y un par de niños, las mujeres vestían con faldas hasta el tobillo y los hombres de traje, uno de ellos con la Biblia bajo el brazo.
Más adelante aborda el micro otra pareja de adultos y otra señora, al sentarse se dan cuenta que frente a ellos van sus ‘hermanos’ y dentro del micro se empieza a hacer la platica, de religión obviamente, al señor del traje parecía no importarle el tema, el se ocupaba en otra cosa: a un costado de él llevaba a una guapa y joven mujer de algunos 25 años, ella vestía un ajustado pantalón de mezclilla y una blusa con escote en el busto, eso era más interesante para aquel hombre, que el tema que tocaban sus ‘hermanos’.
Sin recato el hombre observaba a la muchacha el área frontal con cara de morbo, hasta llegar a morderse los labios, hasta que ella se percató de la lujuria con la que era observada y no se aguanto:
«Pinche viejo asqueroso, no le da vergüenza o que?»
Obviamente el hombre se hizo el despistado, pues a su otro costado llevaba a su mujer, quien aunque frunció el gesto y casi se lo quiere tragar por lo celos al final también se hizo la que no escucho nada.
El resto de los hermanos pasó saliva en tal momento de incomodidad mientras que al fisgón no le quedó de otra que ponerse a leer la Biblia, seguramente iba a pedir perdón por sus pecados.
La mujer al ver el hombre abrió la Biblia no se aguantó y soltó una carcajada en forma burlona y sólo dijo:
«Viejo hipócrita».
