Rob Smith contó que había perdido a su mascota, un labrador negro llamado Buster, en julio de 2010, cuando este era un cachorro.
El can desapareció del jardín de su madre sin dejar rastro.
Smith aseguró que buscó por semanas e involucró a más de la mitad de su comunidad para encontrar al perro.
Pero no tuvo éxito, por lo que creyó que había sido robado y no lo volvería a ver.
Sin embargo, el pasado 29 de junio recibió una llamada de una clínica veterinaria a 16 kilómetros de su casa.
Un residente había encontrado a la mascota y la había llevado a la clínica, donde fue identificado gracias a su microchip.
El hombre dijo que tan pronto como llegó el can se avalanzó sobre él y comenzó a lamerlo. «Me eché a llorar. Fue el mayor ‘shock’ de mi vida», aseguró Smith, de 39 años. «Después de todo este tiempo, nunca pensé que lo volvería a ver», agrega.
El dueño de los perros también relató que conoció a su compañera Samantha, con la que tiene dos hijas, durante la búsqueda de su mascota. «Nunca hubiera tenido nada de eso si no hubiera sido por perder a Buster», añade.





