BBC.- En una oficina que intenta no parecer improvisada, a la mitad de un viejo barrio que no consigue ocultar su inseguridad, trabaja Karla Avelar: la primera mujer transexual de la historia en ser nominada al premio de la Fundación Martin Ennals, que se entrega a activistas que luchan por los derechos humanos alrededor del mundo.
«El Estado, el gobierno y el mundo, deben entender que hablar de personas LGBTI también es hablar de derechos humanos», sostiene la activista desde su modesto estrado.
Karla es, desde 2008, la cabeza de Comcavis Trans, una organización que trabaja por generar transformaciones para la comunidad LGBTI en El Salvador, país en el que 17 personas LGBTI fueron asesinadas entre enero y marzo de 2017, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Karla está convencida que la intolerancia es la principal causa de esas muertes. Ella misma vivió de cerca esa discriminación en la conservadora provincia rural en que creció, al norte del país.
Desde pequeño, Carlos – su nombre original- se sintió incómodo por ser un niño y esos sentimientos lo arrinconaron en situaciones de maltrato y abuso. Fue violado por uno de sus primos a los nueve años y eso lo obligó a escapar de su hogar. «Esa noche no dormí, me fui con lo que tenía puesto y no le dije a nadie», recuerda.
Sin dinero, llegó a las periferias de la capital salvadoreña. Durmió en las calles, sin alimento ni cobijo. Tenía poco menos de 10 años. Vivió de limosnas y de suerte durante seis meses y a pesar de la adversidad, hubo un logro: ese año se vistió como hombre por última vez; Carlos, el pequeño que huyó, había quedado en el pasado.
Karla – como decidió llamarse- consiguió un trabajo doméstico en San Salvador, otro buen augurio en el horizonte, pero no fue así. Sin saberlo, realmente estaba por comenzar una tortuosa relación con uno de los grupos criminales más violentos de la región, responsable de miles de muertes. Tenía apenas 12 años.





