«La mediocridad de MEMO MARTÍNEZ, oculta apenas por el presupuesto que maneja»

A estas alturas, 2014, el gran misterio del PRI tamaulipeco es cómo siendo tan miserable y bandido sigue ganando la  gubernatura en este rincón de la patria.
¿Será que como tierra de migrantes, han sido generaciones de potosinos, veracruzanos, defeños, oaxaqueños, neoloneses y de otros lares, quienes llegan, se enraízan y luego se sienten dueños reales del destino del Antiguo Nuevo Santander?
EL PRI no ha sido jamás el mejor partido político. En todo caso fue el único.

Y casi nunca ha propuesto al mejor candidato para gobernador. Hay muchos en el siglo pasado que fueron francamente desagradables, además de rateros, sin ética, oportunistas, amargados, capaces de envolverse en la nada o la pura mentira en palabras brillantes y de estafar a cualquiera con trapacerías simuladas.

¿Usted cree que ENRIQUE CÁRDENAS merezca un pedestal? ¿Alguien duda que YARRINGTON fue abiertamente un canalla? ¿El gris AMÉRICO VILLARREAL metió a la cárcel, o siquiera trató de impedir que hubiera UN SAQUEO gigantesco en su sexenio? ¿Qué hizo MANUEL A. RAVIZÉ? ¿Debemos perdonar de plano lo que hizo EUGENIO al Estado?
EL PRIISMO TAMAULIPECO ha sido una intoxicación. La mejor prueba es que en todos estos años no ha podido llevar a ninguno de sus militantes a una Secretaría de Estado importante, menos a la candidatura de la Presidencia.

Digresión necesaria: PRUEBAS de que el pueblo no importa es que a los gobernadores, como a los rectores de la UAT, lo que les importa es su cuenta bancaria y su propia vanidad, y mantener un tren de vida a la altura de sus fantasías nobiliarias. UN EJEMPLO CONSPICUO es FELIPE GARZA NARVÁEZ, un parásito que lleva 40 años en los mejores y abundantes presupuestos. Para justificarlo sus defensores dicen que en realidad es un pícaro con responsabilidades sociales. NO HAY QUÉ olvidar que los pícaros como FELIPE, RAMÓN DURÓN, BLADIMIR MARTÍNEZ, EL PIPO RODRÍGUEZ, y otros, son criaturas de una costosa ficción, no de la realidad, y además casi todos ellos resultan ser pobres desgraciados, víctimas que se defienden como pueden en un mundo que los cuestiona…¿De veras cree EGIDIO que cuando se marche existirá en la memoria de la gente bien nacida? LOS PRIISTAS tamaulipecos y sus cómplices viven entre el lujo y la estafa, entre la celebridad y la penuria, eligen estar del lado de los que mandaban en cada momento.

LA ÉPOCA, el instante de mayor gloria priista es cuando maniatan a los medios de comunicación. Hoy GUILLERMO MARTÍNEZ, el mentiroso que le ayuda a EGIDIO, es un ejemplar crónico, como el dengue que viene luego de las lluvias. GUILLERMO, como EGIDIO, exhiben su falta de escrúpulos, su servilismo venal al neopriismo peñanietista. Acaso digan que no tienen otra opción.
PARA ELLOS, como para los que pasaron por el PALACIO de Victoria “la verdad, la verdad pura, apenas sirve para nada”.
Para ellos, conectarse con la realidad es una montaña inútil y peligrosa, mejor olvidar, corromper.

LOS POLÍTICOS tamaulipecos, en sus momentos de lucidez, de los que hay algunos rastros, reconocen que el suyo es un talento malogrado por la indisciplina y la prisa, por la falta de un empeño sostenido. No pueden aceptar, aunque lo sospechen, que un indicio o una consecuencia de mediocridad es su propensión a la impostura: hacen política para ocultarse, para borrar pistas, para inventarse como personaje de una obra fársica, no para asomarse con los ojos abiertos a un horizonte donde podrían trascender.
CON TODA la información que tienen es ridículo que no actúen en consecuencia.

ARCHIVAN SU MEDIOCRIDAD, sitúan la vileza y la retórica como forma de vida, es la máscara que se colocan en un mundo mentiroso de aplausos.

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