LA PRENSA.- El papa Francisco instó a las religiosas, religiosos y seminaristas mexicanos a “no resignarse” ante las “tentaciones” y dificultades que puedan encontrar y a “salir de la sacristía”, durante la misa celebrada en Morelia, en el centro de México.

“No somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo”, les dijo el papa.

Fue una invitación a los religiosos a romper el inmovilismo y a salir a la calle en Morelia, capital del estado de Michoacán, uno de los más violentos por la fuerte presencia de los narcotraficantes.

La cita obligada del papa en sus viajes, el encuentro con los religiosos, se celebró en el estadio “Venustiano Carranza”, en la cuarta jornada de su viaje en México, donde cerca 20,000 personas asistieron a la misa y escucharon con atención las palabras de Francisco.

El papa Francisco, que clama por pastores “con olor a oveja” que estén con sus fieles, enumeró las tentaciones en las que se pueden caer y que pueden “venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad”.

Y explicó que el gran peligro para ellos es el de la “resignación”.

“Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino”, dijo.

Por ello, les hizo notar que la resignación “atemoriza” y que les hace quedarse atrincherado en las “sacristías y “aparentes seguridades”.

En la misa en Morelia, donde existe también una importante comunidad indígena, también hubo una oración de los fieles leída en uno de los idiomas de los pueblos originarios, el purépecha.

El papa también aprovechó la ocasión para rendir homenaje “a alguien que amó tanto este lugar que se hizo hijo de esta tierra”, el primer obispo de Michoacán, el español Vasco Vázquez de Quiroga.

“Alguien que supo decir de sí mismo Me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del sacerdocio, por mérito de mis pecados”, citó Francisco de una de las cartas del obispo conocido como el “Tata” Vasco, que en lengua de los purépecha significa “padre”.

“El español que se hizo indio”, recordó Francisco del obispo, que lamentaba como “los indios Purépechas eran vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos”.

La vida del “Tata” Vasco y su defensa de los indios fue el ejemplo que puso el papa a los sacerdotes, para que no se dejen llevar por la tentación y la resignación, ya que él se movilizó y realizó propuestas, “que fuesen de respiro ante esta realidad tan paralizante e injusta”.

Francisco agradeció al arzobispo de Morelia, el cardenal Alberto Suárez Inda, que le dejara usar en la misa el cáliz y el báculo que pertenecían a Vasco de Quiroga.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here