Por Valentin Calles

No todos los hondureños son flojos o atenidos y para ejemplo un boton: hay historias de superación y emprendimiento en el campamento de extranjeros de Matamoros.

Un caso de trabajo, responsabilidad y esas ganas de salir adelante estando lejos de sus países de origen, es el de Karla y sus amigos migrantes de Honduras, El Salvador, Nicaragua, que se conocieron en el campamento del Puente Nuevo Internacional; han unido esfuerzos y recursos para poner poco a poco un pequeño merendero para sus compañeros migrantes, vendiendo de todo un poco.  

Iniciaron hace unas tres semanas preparando pupusas salvadoreñas, luego le entraron a la venta de elotes cocidos y asados, ante el éxito obtenido, juntos decidieron ampliar la gama de servicios de comida debido a la demanda de sus clientes.

Comenzaron haciendo pupusas porque la comida que les llevaban ya no les gustaba y una de las niñas del grupo se enfermó por lo cual optaron por prepararse sus alimentos, los esposos construyeron sus hornillas de tierra de río y con leña cuecen sus alimentos y ya no se enfermaron sus niños por cuestiones de comida.

Hoy en día, a la par de la vendimia de elotes asados a las brasas con chile, limon, mayonesa, ampliaron su gama de servicios de comida, como preparado de platillos de sus países de origen,café negro o con leche, hasta agua caliente para café o preparar el biberón a los bebés, pero si tienes prisa y mucha hambre pues están las clásicas sopas instantáneas; en este merendero desde las 8am hasta las 10pm brindan servicio a sus clientes. 

Les preguntamos qué nombre piensan ponerle, aún no saben si merendero “la lomita” o “restaurante del bordo” ya están ubicados sobre el bordo del Río Bravo. Calidad, atención buen sazón es lo que los distingue de los demás y cada vez son más populares entre el campamento.

Solo hay que tener paciencia y esperar su turno porque tienen que hacer fila para esperar sus pedidos.

Son un gran ejemplo de qué hay migrantes muy trabajadores y que buscan salir adelante por el bien de sus hijos; al saber que sus citas migratorias van a tardar pues se han puesto a trabajar sin tener que salir del campamento. Así mismo son un ejemplo de ser buenos vecinos, sin ser del mismo país de origen conviven muy bien y sobre todo que se organizan las mujeres y sus esposos para que no haga falta nada en este naciente merendero con guisos internacionales.

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