CANAL 44.- Oxana Malaya es una niña de Ucrania, sus padres que eran alcohólicos, la dejaron cuando tenía 3 años en la parte trasera de su casa, viviendo en la caseta del perro y terminaron desapareciendo, abandonándola allí.
La niña fue cuidada por los perros salvajes de la zona adoptando sus conductas y modales. Se comunicaba por medio de ladridos y gruñidos, dormía acurrucada como un perro, comía sobras y carne cruda y tenía muy agudizados los sentidos de la vista y el olfato.
Un vecino descubrió la situación de la niña después de 5 años y dio aviso a las autoridades. Cuando la encontraron, había pasado tantos años privada de estimulación intelectual y social que le resultó muy difícil volver a adquirir habilidades sociales y emocionales humanas.
Se comportaba exactamente como un perro: jadeaba, olía la comida antes de comerla, andaba a cuatro extremidades, enseñaba los dientes al sentirse cercada, ladraba y gruñía. Bebía el agua directamente de las charcas con la lengua.
La llevaron a vivir en una clínica para discapacitados mentales. Aunque en la clínica la enseñaron a caminar verticalmente, a comer con las manos y a comunicarse como un humano, seguía mostrando su extraño comportamiento canino.
Los especialistas de la Clínica comenzaron a enseñarle su idioma y a comportarse como un ser humano. En una primera etapa, Oxana empezó a comprender el lenguaje pero sólo era capaz de responder con monosílabos o ladridos. Evitaba el contacto con otros niños y se sentía muy feliz de estar en contacto con perros.
Oxana pudo aprender a hablar otra vez porque ella ya tenía ciertas bases lingüisticas antes de que la abandonaran.
Los expertos coinciden en que a menos que un niño aprenda hablar antes de los cinco años, el cerebro pierde la capacidad de adquirir un lenguaje, una característica que define a los seres humanos.





