Elpais.-Los últimos tres presidentes de Brasil fueron perseguidos por la dictadura militar (1964-1985). Pero sólo Dilma Rousseff, de 66 años, militante por entonces de una formación de extrema izquierda, fue torturada. Lula fue detenido y Fernando Henrique Cardoso sufrió varios años de exilio en Chile y en París. Pero sólo Rousseff tiene en el cuerpo marcas de los casi tres años de represión sufridos en una celda. Hasta hoy.
De los golpes recibidos, entre otras humillaciones, se le saltaron varios dientes y se le desencajó la mandíbula «La mandíbula se giró para un lado. Aún hoy me da problemas en la parte en que se sujetan las muelas», contó en 2001, para la Comisión Estatal de Indemnización a las Víctimas de la Tortura (CEIVT). La actual presidenta brasileña relató que, para el dolor de muelas, tomaba un analgésico en gotas. Nada contó sobre si toma algo para la cicatriz resultante de los puñetazos que le doblaron la mandíbula.





