ABC.- Una rebelión en en una cárcel de Manaos, estado de Amazonas, terminó en una masacre que dejó por lo menos 60 muertos, vinculados al Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor facción criminal brasileña que organiza la delincuencia desde
dentro de las prisiones. El motín fue dirigido por el grupo Familia del Norte (FDN), facción rival del PCC, y comenzó el domingo por la tarde, cuando seis cuerpos decapitados fueron lanzados sobre los muros de la prisión.
El Gobierno de Amazonas, estado al norte de Brasil, tuvo que alquilar un camión frigorífico para retirar los cuerpos del Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj), donde ocurrió la masacre, resultado de una rebelión que duró 12 horas. Según la Secretaría de Seguridad Pública de Amazonas, en la noche del domingo los rebelados tomaron como rehenes a 12 agentes penitenciarios, y se rindieron, entregando sus armas, en la mañana del lunes.
Fontes informó, por otro lado, que la policía no fue responsable por ninguna de las muertes y que todos los homicidios fueron consecuencia de la guerra entre facciones. El secretario declaró, a su vez, que evitó una invasión y prefirió agotar las negociaciones. «La opción de invasión no fue considerada viable incluso porque las consecuencias serían imprevisibles», afirmó. En 1992, una invasión de la policía a la carcel de Carandirú en São Paulo, terminó con 111 presos muertos, en la peor masacre de la historia de las cárceles en Brasil. «Obviamente, los presos que asesinaron serán responsabilizados», declaró





