Abuelito no deja de vender sus ricas tortas de deshebradas en la zona peatonal, como se lo inculcó su padre y como él le enseño a uno de sus 12 hijos.
«Quién viene Matamoros y no pruebas mis tortas, no probó lo mejor de moros».
Hoy sus hijos ya están hechos, casados y adultos, sin embargo, el señor continúa trabajando a sus 65 años, pues los gastos de su casa, su mujer y los propios no perdonan.
Aunque con un poco más aligerada la carga, él dice sentirse orgulloso de su trabajo e invita a Matamoros a qué se acerquen a comprarle tortas cuando estén por la Zona Peatonal, pues sus tortas están muy ricas y tiene todos sus cuidados de higiene.







