A cuatro años del magnicidio de Rodolfo Torre Cantú y 4 personas más en Ciudad Victoria, la falta de resultados en las investigaciones y el silencio cómplice de su familia, comenzando por su hermano el gobernador Egidio Torre Cantú, revelan que un manto de impunidad se cierne sobre un caso destinado como miles más en Tamaulipas, a no tener justicia.
Con los responsables del homicidio libres o quizá muertos en algunos de esos enfrentamientos donde buenos y malos caen como las moscas, el PRI alista para esta mañana una serie de homenajes para el político desaparecido.
A las explanadas tricolores en los diferentes municipios llevarán coronas y arreglos florales, es de esperarse que los líderes locales pongan sus caras más tristes y no faltará el hipócrita que se enjuague una lágrima justo cuando las cámaras y teléfonos inteligentes capturen ese emotivo momento, el cuarto homenaje póstumo al hombre asesinado en la carretera Ciudad Victoria-Soto la Marina.
Pero ese 28 de junio del 2010, Rodolfo no cayo solo, no, también estaban en la suburban blanca, el diputado local Enrique Blackmore Smer y tres escoltas Luis Gerardo Soltero Zuniate, Rubén López Zúñiga y David López Catoche quienes quedaron tendidos en el asfalto, sus cuerpos llenos de sangre, la expresión sorprendida.
Rumbo a tomar la avioneta que los trasladaría a Matamoros en la recta final de la campaña, esa mañana la libraron el cuñado de Rodolfo y hoy delegado del ISSSTE Enrique de la Garza Ferrer, también el secretario particular Alejandro Martínez Villarreal y dos escoltas más identificados como Aurelio Ballena Díaz y Dante Quiroz Aguilar.
Así que no solo esta impune el crimen de Rodolfo Torre Cantú, sino también el de 3 personas más y lesiones que pusieron en peligro la vida de otras 4 en hechos consignados en la averiguación previa penal 323/2010 por el delito de homicidio y lesiones iniciada por la Procuraduría de Justicia de Tamaulipas.
Rebasada por el caso la dependencia cedió el expediente a la PGR que tampoco ha presentado mayores avances en las investigaciones de un hecho acontecido hace ya 48 meses.
Con tales antecedentes, es de esperarse que en los homenajes de hoy, que serán encabezados por un Egidio Torre Cantú dado a llamar «Rodolfito» a su extinto hermano, y el matamorense Rafael González Benavides en su papel del líder del tricolor, abunden las flores, los rostros tristes, las lágrimas de cocodrilo, pero se antoja difícil que en los deudos brote una genuina una arenga de justicia, un reclamo por los resultados tardíos.
Acaso el único que en su momento el único que alzó la voz para pedir justicia no fue su hermano Egidio, principal beneficiario de la muerte de Rodolfo, sino el ex alcalde de Matamoros, Baltazar Hinojosa Ochoa que a nombre de la militancia tricolor tamaulipeca exigió al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa la detención de los responsables, en un reclamo aislado que sólo ahondó sus diferencias con el Gobernador del Estado.
		




