Por La Pasajera
En plena canícula, la etapa más caliente del año, cuando el calor está realmente insoportable y sientes que el sol te quema y con la ropa empapada, los pasajeros se ven la necesidad de juntar sus sudores en el transporte público de Matamoros.
Así, y cuando la gente tiene que salir de sus hogares por diferentes motivos, aunque en en este tiempo lo que más desean es tener un carrito con aire acondicionado, pero al no haber los recursos necesarios, no les queda más que tener que transportarse en el tan odiado-necesario microbus.
Es la ruta de la colonia sección 16, la gente que aborda la pesera se ve fastidiada por lo mismo del caloron que no se soporta, se sienten sofocadas y todavía les falta soportar lo peor, el amontonamiento de la gente que también sube sudorosa apestando a axilas, la música de banda a todo volumen que lleva el chófer, el aceleron, y por si fuera poco la poca caballerosidad de los hombres que se hacen los despistados para no ceder los asientos a las mujeres que suben aun con niños.
Aunque hay personas que prefieren distraerse en otras cosas como en sus teléfonos celulares, escuchando música con sus auriculares, el feis o simplemente mandando mensajes, un hombre joven prefirió ocupar el último asiento del camión para tomar una pequeña siesta, mientras llega a su destino.
La mayoría de los pasajeros visten con poca ropa, los hombres con pantalones cortos, playeras frescas y gorra, las mujeres algunas con shorts o minifaldas, blusas con transparencias, sandalias y no pueden faltar los lentes de sol y algunos bebés solamente en pañales. Como en cada micro no puede faltar el pasajero criticado, es una mujer de piel morena de algunos 30 años que sube a la unidad en una de las paradas de la avenida Pedro Cárdenas.
Ella vestía una minifalda de terciopelo que muy apenas le alcanzaba a cubrir su trasero sin forma y una blusa ombliguera en color verde limón, por si fuera poco la mujer dejaba al descubierto la operación de la cesárea, nada estética por cierto, aunque una cosa si nos quedo muy claro a los demás pasajeros, ella era una mujer muy segura de sí misma, ya que no le importaba ser el centro de atención en el microbús donde a la hora de sufrir el calor, con tablet o sin tablet, bien o mal vestidos, todos sufrimos la asfixiante canícula.





