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sarahDe una manera aterradora varios artistas gráficos y contemporánea conceptuales han hecho de los príncipes y las princesas de Disney un verdadero caos pero ¿porqué? ¿para qué? ¿con qué fin?. Si es claro que la fantasía en la que el encantador primogénito del soberano del reino rescata a la dulce y radiante emperatriz alzándola en brazos con su gallarda figura y montando su noble corcel hacia el palacio de cristal es algo inexistente y utópico pero ¿que sería de nuestra vida sin un poco de imaginación?.
sarah3No quiero darle todo el crédito a Walt Disney, porque antes de él los Hermanos Grimm o Hans Christian Andersen soñaron con un mundo de zapatillas mágicas y besos que nos despiertan a la verdad, incluso fue el mismo Walt quien dijo «No duermo para soñar, duermo para crear» y hoy en día soñar es tan importante como respirar, más en un mundo de globalización y falto de amor.
La vida es dura ¡muy dura! y es cierto que no podemos llenar las mentes de nuestros pequeños con historias fantásticas, mundos de hadas y es verdad jamás van encontrar el príncipe azul (aunque les rompa eso el corazón) enconarán al hombre ideal le huelen los pies, que esta o estará un poco calvo, que tiene barriga protuberante, que no recita Shakespeare, que no tiene un caballo blanco o que carece de ese brioso porte ¿pero saben que? ¡las hará sentir más que realeza!, les entregará algo más importante que una corona y aunque se escuche absurdo y extraño sara4¡yo soy una princesa! lo soy, aunque no viva en un castillo, aunque esté cerca de los 30 años, aunque no posea extraordinaria belleza, tenga melódica voz o cabellera dorada o incluso con mis kilos de más, soy una princesa aunque no sea Letizia o Carlota o Kate; soy una princesa porque soy fuerte, porque soy independiente, porque salgo todos los días a luchar por un reino mejor, porque leo y me informo de los edictos del Rey de mi Nación, porque limpio sin ayuda de animales, porque ahorró agua y cuido el planeta, porque estoy rodeada de princesas como mi hermana o como mis primas o como mis amigas que hacen lo mismo y porque soy hija de una reina recia y autosuficiente como mi madre y otras tantas reinas como mis maestras, las madres de mis amigas, mis compañeras de trabajo, mis jefas, las mujeres escritoras de este periódico. No permitan que nuestros hijos dejen de soñar, no permitan que al buscar en internet encuentren este tipo de imágenes, no permita que se nos quite lo único de lo hoy somos dueños de la libertad de usar nuestra mente.

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