Lejos de las comelitonas en restaurantes de postín como el Four Seasons de Ciudad de México, de las bodas fastuosas en San Miguel Allende Guanajuato, o de sus escapadas familiares a Las Vegas, Nevada, a donde viaja con padres, esposa, hijos, compadres y entenados, ahora el ex diputado federal Carlos García González, se promueve como un hombre sencillo y con los gustos modestos de cualquier hijo de vecina.
Sabedor del escaso arraigo que tiene en la comunidad fronteriza, el aspirante panista a la alcaldía de Matamoros, entiende de la necesidad de publicitarse como una persona accesible por lo que no duda en tomarse fotos con meseros, cocineros, veladores y hasta cambiar los finos y caros postres de Marilu, la pastelería de su esposa Ivett Bermea, por el pan de 1.50 pesos la pieza en popular La Pasadita.
Con su estilo cremoso, Chito García sigue obsesionado con ser abanderado del PAN a la alcaldía de Matamoros, muy a pesar de no contar con el apoyo de la primer panista de Matamoros, la presidenta municipal Leticia Salazar Vázquez, y de ser superado fácilmente en popularidad y encuestas por su hermana Verónica, cuyo carisma la ubica como candidata natural para las elecciones del verano.
Obligado a apretar el paso, Chito se muestra como un hombre sencillo, pero esa falsa modestia es de inmediato percibida por la gente, quienes detectan que esa humildad solo es una pose para las fotografías que sube a las redes sociales en un intento vano para aumentar su popularidad.





