
Sobran los que opinan que el periodismo es un oficio pasado de moda. Que el Facebook, que el Twitter, que Youtube, han terminado por desplazar a los medios de comunicación. Yo les doy la contra. Si bien es de reconocer la dedicación y valor de algunos de los usuarios de las diferentes redes sociales para transmitir información puntual, generada al momento, etiquetar fotos, editar vídeos, y en estados como Tamaulipas, en ciudades tan lastimadas por la violencia como Matamoros, Reynosa, Tampico, erigirse como una eficiente alerta ciudadana ante el silencio cómplice de las autoridades, considero que el periodista sigue siendo un elemento necesario, para informar con pulcritud y veracidad de nuestro acontecer diario.
Solo que en este mundo de tecnología de punta, de contenidos multimedia, de smarthphones equipados con cámaras y grabadoras, conexiones inmediatas a la web, en estos tiempos de likes y de hasthtags, en esta era de la inmediatez, el periodista está obligado ha hacerse un replanteamiento del oficio, de renovarse o morir.
Por eso admiro a los compañeros de la vieja guardia, los forjados en la galaxia lejana de las máquinas de escribir y permiso para fumar en las redacciones, que entendieron la necesidad de sus lectores por tener a la mano mejores contenidos, y decidieron evolucionar.
De la noche a la mañana sustituyeron sus viejas libretas por diminutas grabadoras, las cámaras mecánicas por los artefactos digitales de gran resolución y jubilaron para siempre las viejas Olivetti para encender por fin una computadora, todo esto sin perder ni comprometer su deseo por la exclusiva, esa ilusión constante y remota de todo reportero que se jacte de serlo.
Ellos, los periodistas de la vieja guardia, con su evolución forzada le dan hoy una lección sin precio a los reporteros jóvenes, a esos que encuentro en las conferencias de prensa actuando de manera mecánica, sin muchas ganas de preguntar ni de hacer nada que no sea más que estirar la mano y grabar las promesas y mentiras de los políticos en turno.
Sin más pretensión que entregar contenidos de calidad, oportunos y de interés a un lector fronterizo al que ya no le juegan el dedo en la boca y exige conocer la verdad al momento, nace en este abril airoso el portal Matamorosdice.com que, con la disciplina de los reporteros de la vieja escuela y las herramientas tecnológicas de la nueva, aspira a llevar un mensaje claro: el periodismo todavía tiene salvación.
Julia Antonieta Le Duc
		



