Hay días en los que simplemente despiertas y no te sientes mamá, expliquemos bien, sabes que eres madre, sabes que tienes hijos que en cualquier momento despertarán, te pedirán el desayuno, los alistarás para ir a la escuela, prepararás sus loncheras, te medio arreglarás para llevarlos, pero tu despertaste y no sentiste eso; como que te desconectaste.
Hoy es un nuevo día, suena el despertador y quisieras seguir durmiendo, pero los pendientes no pueden esperar, al menos no hoy; aunque no quieres te levantas rápido pues el retraso no tiene cavidad en todo lo que hay por hacer durante el día;  hay que preparar el desayuno para todos y sinceramente solo quisieras tomar café, jugo, yogurt o lo que sea, pero que no tenga que ver con sartén, una estufa, platos, cuchillos, vasos y demás, es que recuerda, no te despertaste en tu papel y ni modo, abres el refri y tomas varios huevos, el paquete de jamón, prendes la estufa y empiezas a cocinar para tus crías,  te sientas en la mesa almuerzan apresurados; terminan y todos se adelantan al coche en lo que tú medio recoges la mesa, apilas los platos y guardas lo que quedó de comida (si es que quedó); aborreces andar a la carrera y mas cuando no dormiste tanto como hubieras querido, pero en fin, sales de casa subes al coche y al ir de camino a la escuela vas lidiando con tus hijos y sus discusiones entre hermanos o si están muy chicos cantando alguna canción que traen de moda, los dejas en sus escuelas y aunque no te levantaste con el sentimiento maternal les deseas buen día y les recuerdas que deben comportarse bien en clase y en el recreo. Si es que no trabajas en alguna empresa,  regresas a casa, lavas los platos y demás trastes que quedaron del almuerzo, recoges la habitación de los niños y te preguntas: limpio, levanto y acomodo todo su cuarto para que en cuanto lleguen de la escuela, vengan y lo dejen igual o peor de como estaba antes, valdrá la pena tanto esfuerzo? Lo verán? Lo valorarán? Lo agradecerán algún día,  alguna vez?.
Para las que trabajan es lo mismo, pero en menos tiempo, van al trabajo, se dedican a lo suyo y se quedan pensando en todo lo que quedó por hacer en la casa, en lo que les espera llegando; esto es agotador, pero alguien tiene que hacerlo, ni modo. Regresan todos a casa y hay que hacer de comer o cenar, hacer tareas, lavar la ropa, platicar pendientes y pagos por hacer con el marido,  preguntarle cómo le fue en su día y cosas así. Está por terminar el día y sigues en lo mismo, sin sentir lo que eres y haces lo que crees te corresponde;  quieres abandonar el barco y si mandas todo al carajo? Total quién lo notará?  Nadie ve cuando limpias la casa, nadie nota que lavaste los platos, que doblaste y pusiste la ropa en su lugar, que sacaste la basura, que lavaste a conciencia el baño, en fin, si no notan cuando te haces un corte de cabello,  que van a notar lo que haces por la casa y por tu familia? . De que pasa, pasa, que no lo aceptemos,  eso es otra historia. Y si mandamos todo al carajo?… Claro que si, hay ocasiones en que hay que hacerlo, pero no hoy, porque hoy que hiciste la comida tu hijo comió el doble porque le encantó lo que preparaste y aunque se le pasó decirte que estaba rico, lo viste devorarse todo lo que había en su plato; hoy no, porque cuando estaban viendo caricaturas en la TV, tu cría bailó y cantó el comercial del cereal y rieron juntos por sus gracias, hoy no porque al guardar su ropa, te diste cuenta que sus camisas ya le quedan ombligueras y eso solo significa que está creciendo y quieres disfrutarlo un poco más, solo un poco más. Si, hay muchas ocasiones que queremos mandar todo al carajo porque no reconocen nuestro trabajo o porque nos levantamos 
con esa sensación de que estamos donde no deberíamos, pero es solo eso una sensación, es la falta de un descanso en nuestras actividades diarias, esa falta de tiempo para nosotras, si bien el trabajo en la casa nunca termina, pongamos pausa, tomemos un día de «relax total», un día para disfrutar de nosotras y de nuestra familia, solo hoy y unos cuantos mañanas, nuestros hijos serán niños y los quehaceres en la casa jamás tendrán fin. No dejemos de lado lo más importante de nuestra vida, mejor vamos a darle una pausa al trabajo de la casa, disfrutemos y tomemos tiempo para nosotras, relajar la mente, despejarla, compartir tiempo con nuestra pareja, pero no hablar de pagos, deudas o problemas, sino de lo que nos gusta a los dos, salir de la rutina y saborear el momento. Así si se debe mandar todo al carajo,  con tiempo para nosotras, para disfrutar con nuestra pareja con nuestros hijos y todos juntos. Somos dueñas de nuestra vida, no mandemos al carajo a nuestra familia, ellos son nuestra vida
		




