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El fin de semana “sin querer” escuche la disertación de  unos jóvenes e inquietos ingenieros  sobre la óptica geométrica de los espejos y su influencia en nuestra autoestima. Sí,  esos objetos que cada mañana  nos devuelven nuestra  imagen de manera simétrica y de tamaño real, según los escuche, existen espejos planos, cóncavos y convexos, todos reflejan la luz que choca contra su superficie platinada y gracias a este fenómeno podemos observar nuestra imagen en ellos.  ¡Que tal!

Sin embargo la sorpresa fue cuando estos jóvenes me preguntaron si nuestra imagen reflejada en un espejo podía  alterar nuestra autoestima y externaron sus dudas sobre: ¿cuántas veces al día nos vemos al espejo?, ¿cuantas horas de nuestra vida pasamos frente a un espejo?  ¿Perdemos la oportunidad de observarnos cuando nos topamos con un espejo?

Entre bromas alguien dijo que el espejo era un objeto mentiroso, pues refleja nuestra imagen….al revés, entonces no es honesto, también coincidieron que el único espejo sincero era el de Blanca Nieves, siempre le dijo la verdad a su madrastra.

Pues bien, ahora tan de moda las encuestas, realice una entre amigos  y  algo tienen de razón estos jóvenes ingenieros; algunas mujeres (la mayoría) en intervalos pasamos como mínimo dos horas diarias frente al espejo, mientras que los hombres una hora, muchos no podemos ignorar nuestra imagen reflejada en una superficie y algunas mujeres (según la edad) ya hemos registrado  alrededor de seis mil citas frente al espejo mirándonos, embelleciéndonos o frotándonos cremas “mágicas”.

Cierto es, que este objeto tan peculiar sí, puede alterar nuestra autoestima perturbando la aceptación, valoración  y aprecio por uno mismo, ya que además de reflejar la imagen de cómo nos vemos a nosotros mismos, refleja nuestro verdadero ser (nuestro Yo) interno, donde vive el verdadera afecto por nosotros mismos llamado autoestima.

Si por alguna razón mí estimado lector, al ver reflejada su imagen identifica insatisfacción, tiene pensamientos negativos, sus cualidades se escondieron, ve una lista de defectos y además entre otros aspectos se siente inseguro, rechazado, indeciso  y menos inteligente que los demás ¡Cuidado! su autoestima anda mal y  hay que trabajar en ella.

Todos podemos hacer una lista de deseos que nos gustaría tener y no tenemos… y tal vez nunca podamos alcanzar. Pueden ser rasgos o cualidades personales o pueden tener que ver con nuestra realidad “exterior”, relacionadas con nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestros ingresos, etc.

Tenemos muchos deseos que pueden cumplirse o no sin que esto nos afecte profundamente. Lo negativo de tener estos pensamientos es  cuando sentimos que nuestra autoestima depende de alcanzar determinadas metas, cuando sentimos que nuestra felicidad exige que se cumplan primero determinadas condiciones, entonces estamos en problemas porque la verdadera felicidad es un estado interno que no tiene que ver con posesiones ni relaciones, ni rasgos personales. Es un estado de plenitud que tiene lugar en nuestro interior y que en gran medida es independiente de nuestras circunstancias y de nuestras cualidades.

Si la felicidad depende de “algo” (ese “algo” puede ser cualquier cosa), entonces nos sentiremos infelices si no lo conseguimos o profundamente inseguros si lo tenemos porque lo podemos perder.

¿Quien no conoce personas que “lo tienen todo”, salud, dinero, juventud, belleza, etc. y no son felices?, viven quejándose o en depresión, etc. ¿así como quién no conoce a alguien que parece conservar la alegría y el optimismo aún en circunstancias muy desfavorables?

Si observamos a los niños y a nuestras mascotas parecen conocer un milagroso secreto para estar contentos en casi cualquier circunstancia. Y si alguien argumenta que se debe simplemente a que ellos no piensan ni razonan como una persona adulta, entonces: ¿habrá que reflexionar acerca de si no será hora de dejar de pensar y de razonar tanto?

En la medida que aprendamos a aceptarnos y regalarnos el placer de disfrutar de quiénes somos y de las cosas que sí tenemos, seguramente nuestra autoestima ira a la alza, aprendiendo a valorarnos y a querernos tal como somos, en la comprensión de que no importa que no podamos cambiar muchas cosas de nosotros mismos o de nuestra realidad, porque aún así somos perfectamente capaces de ser felices, es decir, de vivir con alegría, plenitud y paz.

Esta Historia continuara… ¡Que su semana vaya excelente!

 

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