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¡Buen día estimado lector! Ayer día 2 de Noviembre, conmemoramos el “día de los fieles difuntos”, celebrando con Altares de Muertos, combinación de la cultura prehispánica con la religión católica, dedicados con respeto y amor a los que ya emprendieron el viaje sin retorno.

DÍA DE MUERTOSEste año nos invitaron a visitar el altar levantando en el hogar de una familia, percibimos el reinar de la nostalgia, la tristeza y fuimos testigos de algunas lágrimas. El altar se ofrecía a los recientes difuntos de la familia, formado por tres niveles que representaban el cielo, la tierra y el inframundo, del techo colgaban hermosas cadenas entrelazadas de papel amarillo y morado símbolos distintivos de la unión entre la vida y la muerte, sobresalían bellos manteles de papel picado símbolo del colorido y alegría por vivir, abundaban las flores blancas para dar la bienvenida al alma, representando el cielo, amarillas la tierra y las moradas el luto, velas encendidas para guiar la ascensión del espíritu, luz y guía del camino, además del agua como vida y energía. Había frutas y los alimentos preferidos de los difuntos, sin faltar calaveritas de azúcar con sus nombres y un cristo para que no faltaran las bendiciones, una cruz de cal representaba los cuatro puntos cardinales dentro de un hermoso camino forrado de pétalos de flor de cempasúchil. Deliciosos aromas de manzanilla, romero, albahaca y laurel se entremezclaban, al aspirarlos sentíamos que nos purificaban el alma, todo era hermoso, sin embargo llamo mi atención un escrito con letras grandes donde destacaba una reflexión, que le comparto hoy:

En esta vida… ¿Qué es lo verdaderamente importante? Busco en mi interior la respuesta, y me es muy difícil encontrarla. Falsas ideas invaden mi mente, acostumbrados a enmascarar lo que no entendemos, aturdidos en un mundo de falsas ilusiones, donde la vanidad, el miedo, la riqueza, la violencia, el odio, la indiferencia, se han convertido en héroes adorados. Nos preguntamos cómo se puede ser feliz, cómo entre tanta mentira se puede vivir, es cada uno quién se tiene que responder, aunque para mí, desde este momento, aquí, ahora y para siempre: Queda prohibido llorar sin aprender, despertarme un día sin saber qué hacer, tener miedo a mis recuerdos, sentirme sól@ alguna vez.

 Queda prohibido evadir mis problemas, no luchar por lo que quiero, abandonarlo todo por tener miedo, no convertir en realidad mis sueños. Queda prohibido no demostrar mi amor, hacer que inocentes paguen mis dudas y mi mal humor. Queda prohibido imaginarme e inventar cosas que nunca ocurrieron y recordarte sólo porque no te tengo. Queda prohibido dejar a mis amigos, no intentar comprender lo que vivimos, llamarles sólo cuando les necesito, no ver que también nosotros somos distintos.

 Queda prohibido no ser yo ante la gente, fingir ante las personas que no me importan, hacerme el gracioso con tal de que me recuerden, olvidar a la gente que me quiere. Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo, no creer en Dios y hacer suyo mi destino, tener miedo a la vida y a enfrentar sus castigos, no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

 Queda prohibido echarte de menos sin bendecirte, querer olvidar los momentos que me hicieron amarte, pensar en sacarte de mi mente cuando estas en mi corazón, todo porque nuestros caminos dejaron de abrazarse, vivir en el pasado, pagándolo con nuestro presente.

 Queda prohibido pensar que las vidas de otros valen más que la mía, no comprender que cada uno tiene su camino, siendo responsable de su dicha o desdicha, pensar que con su desamor y sus faltas mi mundo se termina.

 Queda prohibido no crear mi historia, no agradecer a Dios por mi vida, no tener un momento para la gente que me ama, no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo puede quita. ¡Feliz y Bendecido Día!

Lic. Miriam Morales

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