Mariana Cornejo
Comunicadora y fotógrafa del acontecer diario. Mamá de Isaac y Valentina.
Cuántas veces hemos escuchado a nuestros hijos decir la frase: “eres la mamá mas buena de todo el mundo”, justo después de haberles comprado algún dulce o juguete en el supermercado por simple placer. Cuando cedemos a sus peticiones y caprichos tenemos a un hijo feliz y dichoso por un buen tiempo.
Pero también está la otra frase odiosa y frustrante para toda madre: “eres una mamá muy mala” y es aquí cuando empezamos a juzgar la educación que estamos dando a nuestros hijos.
En el primer año de preescolar de mi hijo nos invitaron a asistir a escuela para padres y en una de sus clases nos enseñaron la diferencia de lo bueno y malo según lo ven los hijos en su niñez y sus consecuencias de adulto, aquí se los comparto:
MAMI BUENA
“Mi mamá es la mejor del mundo”
Cada vez que no quiero ir a la escuela, ella dice que está bien. Si la maestra me obliga a hacer lo que no quiero, o me castigan, ella va y se pelea con la maestra.
Hoy soy un vago analfabeta.
“Mi mamá es buena”
Me deja comer lo que yo quiero y nunca hay reunión familiar en la mesa a la hora de la comida. Puedo comer todos los dulces que yo quiera. Hoy soy un adulto enfermizo, con dentadura destruida y sin la más mínima idea de lo que son buenos modales.
“Mi mamá es buena”
Nunca me pegan ni me castiga. Cuando hago algo malo, ella se ríe y piensa que soy muy gracioso. Y si traigo algo que no es mío a casa, ella ni cuenta se da. Hoy probablemente estoy en la cárcel.
“Mi mamá es fantástica”
Me deja ir a donde yo quiera y nunca pregunta nada. A veces me deja la casa sola, para que yo goce con mis amigos. Hoy soy padre soltero y nunca sabe donde me encuentro. He tenido problemas con las drogas, soy infeliz.
“Mi mamá es buena”
Me da todo el dinero que yo quiero, y me visto como me da la gana… Y así soy diferente a los demás, soy muy popular. Hoy tengo vicios y malas amistades,formó parte de los vagabundos del mundo.
MADRE MALA
Son muchas las ocasiones que tenemos que soportar como madres una mirada penetrante o el llanto de nuestros hijos cuando no accedemos a todas sus peticiones o nos disgustan sus acciones. Cuántas veces hemos escuchado: “la mamá de mi amigo es buena con él, le da todo lo que pide y lo deja ser como quiera él”.
Con el paso del tiempo surgieron muchísimas madres malas, mamás que obligaron a sus hijos a ir a la escuela… Hoy muchos son profesionales.
A muchos les han obligaron a comer lo que su mamá preparaba y no lo que ellos querían. Hoy gozan de buena salud.
Madres que disciplinaban a sus hijos desde su niñez y comparten con ellos la enseñanza. Hoy son hombres y mujeres honestos y honrados.
Mamás que obligaron a sus hijos a devolver todo aquello que sabían que no les pertenecía. Hoy son personas útiles a la sociedad.
Madres malas que tenían cuidado de las amistades de sus hijos y de los sitios que frecuentaban, madres que no se acostaban hasta que sabían que regresaban a tiempo a casa. Hoy ellos son personas en quienes el mundo puede confiar.
Mamis que se interesaban en saber todo lo que concierne a sus hijos y se aseguraban de que decían la verdad. Hoy ellos son personas amantes de lo justo, lo verdadero y son felices.
Una mamá que no dejaba vestir a su hijo según la moda, sólo por ser popular, porque todo el mundo lo hacía. Hoy tiene un hijo honesto, amante del buen vestir.
Los educadores están de acuerdo que la repetición y el ejemplo son la mejor manera de enseñar a un estudiante. En nuestro caso, cada mamá es una persona que enseña.
Si bien fue de mucha utilidad la escuela para padres, también es cierto que la vieja escuela (la de nuestras madres) es muy buena, recordemos que pasamos algunas, sino es que la mayoría de nosotras por esta etapa donde fuimos hijas y sentimos que nuestras madres eran injustas y muy malas, hoy en la actualidad puedo apostar que somos más las que podemos decir con orgullo que nos tocó la mejor madre del mundo, ya que su dedicación y su manera (en ocasiones dura) de educar nos formó como personas de bien, con valores y sentimientos fuertes. También habrá otras tantas que hoy podrán quejarse de la falta de atención y mano dura en su niñez y adolescencia por parte de su madre, pero no es justificación para dejar a la deriva a sus hijos por no saber como hacerlo, al contrario, lo que sientan que les faltó a ustedes por parte de su mamá, lo que sea, apoyo, tiempo, interés, límites, ustedes sabrán qué, lo mismo que les faltó, que no les falte con sus hijos.
Si somos buenas madres hoy, porque les aceptamos TODO, porque dejamos pasar por alto detalles que creemos que “no tienen importancia”, que se les va a pasar, que no lo volverán a hacer o porque no tenemos tiempo para sentarnos a hacer algo al respecto. Ellos cuando sean mayores podrían reprocharnos nuestros errores.
Si ahora en su niñez, ellos creen que somos malas, injustas o en ocasiones el mismo retrato del mal; pero sabemos que lo hacemos por su bien, cuando sean adultos, entenderán nuestras acciones y sobre todo el porqué de las decisiones que tomamos en su vida.
Nuestros críos son únicos, no me cansaré de repetirlo, cada uno tiene su manera de aprender y comprender lo que en casa les enseñamos, sabemos sus debilidades y sus fortalezas, son pequeños, ellos no saben lo que quieren, podemos moldear sus pensamientos, su infancia es la parte más importante donde podemos y tenemos que aprovechar para que absorban como esponja todo lo que les queremos enseñar.
Si agradecen o no todo lo que hoy hacemos, dedicamos y sacrificamos por ellos, que importa, con verlos hechos hombres y mujeres de bien, provechosos y felices, para nosotras será suficiente.
		



